¿Acaso la más exquisita
pluma de la Antigüedad Clásica? El poeta Ovidio gozó de fama y
prestigio en vida, demostró profundos conocimientos del alma humana
y las turbias pasiones que la dominan en el Ars Amandi e hizo
gala de una gran cultura y esmerada erudición en las Metamorfosis.
Enemistado con el
emperador Augusto, el hombre más poderoso de su tiempo, que lo
expulsó de Roma, el poeta acabó exiliado en las orilla del Ponto
(mar Negro), en los confines del Imperio y del mundo civilizado,
donde le cantó a la desesperación y la incurable tristeza humanas.
Lejos de la opulenta y
ajetreada vida de la urbe “caput mundi”, Ovidio lloró
amargamente su mala fortuna desterrado en la llanura póntica, con la
salvaje Escitia en el horizonte, y su apesadumbrada figura
permanecerá hasta el final de los tiempos contemplando la salida del
sol sobre el mar Negro.
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