La isla más extensa de la ciudad, separada del centro histórico por el Canal de la Giudecca. Recibe el nombre por que fue el lugar de asentamiento de una antigua comunidad judaica.
HISTORIA, VIAJES, NATURALEZA Y CULTURA.
Muy breve historia del origen, desarrollo y caída del Imperio Romano, o ¿cómo una pequeña aldea del centro de la península italiana fue ...
La isla más extensa de la ciudad, separada del centro histórico por el Canal de la Giudecca. Recibe el nombre por que fue el lugar de asentamiento de una antigua comunidad judaica.
En un tiempo fue conocida como Cavana o Cavanella, y siempre ha sido sede de instituciones eclesiásticas. En el siglo XIII funcionaba un hospital para los peregrinos que viajaban hacia Tierra Santa. A partir del siglo XV, cambió su nombre por Santa María de la Grazie, por una imagen de la Madonna traída desde Constantinopla.
No existe un lugar en la Tierra (y más allá) más fascinante que Venecia, la Laguna y sus islas. Enorme placer para los sentidos navegar por sus aguas. La laguna es un universo de pequeñas islas, cada una con personalidad propia, pero que todas juntas conforman el maravilloso mundo veneciano, sustentado en el comercio secular.
Las islas que pueblan la Laguna han participado activamente en la historia de la ciudad y han contribuido, en mayor o menor medida, a su desarrollo.
Canales y calles, sotoportegos y pasadizos, estrechos callejones y pequeños puentes, por ellos circula una marabunta humana, se antoja increíble como esta ciudad soporta el paso de los siglos sin hundirse, clavando sus cimientos en el cieno, golpeada una y otra vez por el mar, inundada por mareas y lluvias otoñales, sin embargo sigue en pie, altiva y orgullosa, mostrando todo su esplendor, viendo pasar el tiempo y susurrando a los visitantes, que cuando ellos se hayan transformado en polvo, la Serenissima seguirá siendo hermosa y embaucando a todas las almas que se acerquen a su laguna.
Venecia es una metáfora de la lucha, tenacidad y resistencia, lleva siglos siendo engullida por el mar y nunca llega a hundirse. Es capaz de mantenerse a flote contra viento y marea.
(Jueves 26 de Julio de 2012)
Genéricamente los venecianos son anfibios, viven (o sobreviven) con la cabeza en el sustrato sólido, la tierra, y el corazón en el medio líquido. Algunos son más peces que ranas, contemplan el horizonte, visionarios que sueñan con mundos fértiles más allá de las salobres aguas de sus lagunas. La mayoría de los habitantes de las islas vénetas han interiorizado esas lagunas como sus absolutos límites vitales. Uno de esos peces soñadores fue Alvise Cadamosto, un pionero en una época de pioneros, la Era de los Descubrimientos. Europeos lanzados al descubrimiento y la exploración de nuevos mundos.
Embarcadado desde muy joven en las galeras venecianas sería, sin embargo, navegando para el infante portugués Enrique “el Navegante”, como desarrolló sus grandes gestas marítimas. En esta ocasión cederemos la palabra a Daniel J. Boorstin que en su maravillosa obra, Los Descubridores, escribió lo siguiente sobre el explorador veneciano.
“Alvise da Cadamosto – un precursor veneciano de los capitanes de barco italianos como Colón, Vespucio o los Caboto, que servían a príncipes extranjeros – descubrió accidentalmente las islas de Cabo Verde cuando navegaba por la costa enviado por el príncipe Enrique, y luego remontó los ríos Gambia y Senegal hasta llegar a unos cien kilómetros del mar. Cadamosto demostró ser uno de los más observadores – y también de los más audaces – exploradores del píncipe Enrique. Estimuló a otros para que le siguieran con sus atractivos relatos sobre curiosas costumbres triables, la vegetación tropical, los elefantes y los hipopótamos”.
Hasta Perpignan llegaban los españolitos para ver en pantalla grande, lo que en la sufrida piel de toro, estaba prohibido proyectar. En beneficio de la salud pública y moral de la reserva de Occidente. Esa, y no otra, es la imagen que muchos tenemos de Perpignan. Pero claro, han pasado cinco décadas y no existen ni fronteras, ni dictaduras. Al menos por el momento.
Europa es un mundo de ciudades, y los nacionalismos una prolongación de estas. Cada barrio europeo presume de identidad y siempre estará presto a contarle su historia, a todo aquel curioso que se acerque, y preste oídos. Perpignan puede ser Francia, o puede ser Cataluña. Pero en el fondo, como todas las ciudades, es mucho más que eso.
Tiene sabor mediterráneo y aires pirenaicos, Perpignan, el corazón del viejo Rosellón. Capital del Departamento de los Pirineos Orientales en la histórica región de Occitania. Hasta la firma del Tratado de los Pirineos, en 1659, formó parte de España. Una población de frontera que bebe de múltiples influencias.
Gótico flamígero y comercial. El edificio que hoy es sede de la oficina de turismo, y vecino del ayuntamiento, nos transporta, en un maravilloso viaje, a otro tiempo, cuando esto era la Lonja del Mar. Una construcción típica del gótico mediterráneo del 1397 que seguía los modelos arquitectónicos desarrollados en las prósperas ciudades comerciales de la Corona de Aragón. Bajo sus arcadas los mercaderes ofrecían sus mercancías y cerraban negocios rentables.
Y que no se nos olvide nunca el principal legado que ofreció al mundo el pueblo francés.
Relieve de San Juan Bautista, en la fachada de la Lonja el Mar, sede del Consulado del Mar, en la calle de los mercaderes. La burguesía comercial terminó imponiendo sus valores y su sistema económico a partir de la Baja Edad Media.
La carabela, y la coca, dos tipos de embarcación, son símbolos de una época, del comercio medieval mediterráneo (y también atlántico y báltico) y de la Era de los Descubrimientos que comenzó poco después de que el gran cañón de Metmeth II hiciese saltar por los aires las defensas ciclópeas de Constantinopla. Mientras tanto, en esta parte del mar Mediterráneo, ya se estaban preparando para el definitivo asalto al desconocido Océano Atlántico.
Desde el final de la Edad Media, la plaza de la catedral, se convirtió en el centro que articula la zona residencial más importante de la ciudad.
Acabó el románico y todo se llenó de luz. Y no existe luz como la del mar Mediterráneo. La catedral de Saint Jean Baptiste es un destacado ejemplo del gótico meridional, comenzada en 1324. En Francia es habitual poder visitar libre y gratuitamente iglesias y catedrales.
Monumento conmemorativo al fundador de la catedral. Sancho I el Pacífico, rey de Mallorca, conde de Rosellón y Cerdaña, y señor de Montpellier. Su auténtico sepulcro se encuentra en la catedral de Palma de Mallorca.
Hubo un momento en que Perpignan fue capital del reino de Mallorca. Y claro, los reyes, debían tener su palacio en la ciudad.
Ladrillo rojo, que recuerda la arquitectura de latitudes más meridionales, para el conocido Castillet, una de las puertas fortificadas de la ciudad en el siglo XIV.
Venus de Arístide Maillol. Erotismo y mitología siempre ( o casi) van de la mano.
Matemático, físico y astrónomo. François Arago.
El centre del mon. Me encantan estos carteles. Otro color, otra época, quizás otra vida.
Y más que sus edificios nobles, son sus calles, y las casas de los vecinos, donde se ubica el espíritu auténtico de cualquier ciudad.
Aún es de día, no hay nadie en la plaza. Un escenario, unos altavoces y música de bachata a todo volumen. Siempre me ha sorprendido que la diversión de unos pocos esté por encima del descanso de la mayoría. Pensé que estas mierdas solo pasaban en España, pero he comprobado que estaba errado. No es posible, y parece que tampoco deseable, la paz social.
Me siento más yo cuando puedo decidir, y moverme libremente. Podría vivir de vacaciones permanentes, y en ningún momento echaría de menos los horarios laborales que nos esclaviza.