La leyenda comenzó bajo
estas oscuras colinas y bajo este mismo cielo. Nos cuenta la historia
de una espada de enorme poder, forjada para el conquistador Julio
César. La espada pasó de generación en generación hasta llegar al
último descendiente del noble linaje de César, el emperador
Tiberio. A su muerte fue ocultada para evitar que cayera en manos de
sus enemigos. Durante generaciones estuvo escondida en un lugar
secreto marcado por el símbolo de la estrella de cinco puntas y como
decía la leyenda, bajo la mirad de César. Yo Ambrosino, nacido en
Britania, fuí uno de los numerosos guerreros que la buscaron. En una
época de injusticias dediqué mi vida a la búsqueda de la espada y
aquel que fuera digno de empuñarla. Viajé lejos, crucé el
continente europeo y llegué al corazón de un imperio que gobernaba
la mitad del mundo conocido.
Una apuesta arriesgada
con cierto tufillo a fracaso. Basada libremente en la obra homónima
de Valerio Manfredi, la Última Legión es un intento (otro más) de
desentrañar un viejo misterio: el origen de Excalibur la poderosa
espada del rey Arturo.
Un universo donde
conviven el paganismo, el decadente Imperio Romano, la barbarie
germana, el atávico paganismo, un pretendido celtismo auténtico y
un dulce toque de exotismo.
El Imperio Romano de
Occidente desaparece como tal, mientras que el Imperio de Oriente
comienza una lenta transformación para convertirse en Imperio
Bizantino. El colapso político de Occidente marca el origen de una
nueva época con sus propios mitos; la Edad Media.
La historia intenta
profundizar en el origen de algunos de los protagonistas esenciales
del Ciclo Artúrico, como Merlín, Uther Pendragón, Vortigern o el
misterioso Aurelio Ambrosio. A pesar de la buena intención, los
personajes no son más que caricaturas de sí mismos, alejados del
marco ideológico y literario del que surgieron.