Al
fondo del valle, rodeado de oscuros bosques, dominando todo el
entorno, Burg Eltz, permanece como un imborrable recuerdo de otra
época y perpetuo inspirador de cuentos, leyendas y aventuras sin
fin. Uno de los más atractivos y visitados castillos de toda
Alemania.
En
la profundidad del bosque alemán nos pertrechamos para iniciar el
asalto al castillo de Eltz. Una interminable y oscura galería
desciende por encima de las aguas del brioso río.
La
familia Eltz, situó su hogar en este entorno, en un peñón
circunvalado por un río, rodeado de bosques que los proveía de
alimento y madera. Desde aquí, el poderoso linaje podía controlar
la ruta comercial que comunicaba la fértil meseta Maifeld y el río
Mosela. Más tarde la familia se dividió en tres ramas (Rubenach,
Rodendorf y Kempenich), que continuó residiendo aquí, para ello,
cada una construyó su casa en el interior de las murallas, logrando
convivir en paz y armonía.
Los
paramentos defensivos controlan el paso a través del desfiladero.
Bosques
teutónicos, tierra feudal de castillos y señores, caballeros y
princesas, bersekers y valkyrias. Patria ancestral de germanos y
vikingos.
En
la armería del castillo, ubicada en el salón recibidor de la casa
Rubenach, se exponen armas de diferentes épocas históricas. ¿A
cuántas personas habrán matado estas armas?.
Estos
conjuntos residenciales son auténticas ciudades en miniatura,
capaces de vivir autónomamente durante meses. Es uno de los aspectos
que más que gustan de estos castillos. Me parece fascinante.
Preciosos
edificios de piedra, con balcones blancos y maderamen encarnado se
disponen alrededor de una patio de perímetro irregular. Los
resientes del castillo llevaban una ajetreada y dinámica existencia.
Las
estancias, con pinturas murales en muchas de sus paredes, y
profusamente amuebladas, ofrecen una visión de las formas de vida de
la aristocracia durante varios siglos. Los miembros de la familia
Eltz fueron grandes diplomáticos, y de esta manera evitaron que este
maravilloso castillo fuese arrasado en alguno de los continuos
conflictos que azotaban regularmente esta parte del mundo.
En
una de las salas superiores se reunían los miembros de las tres
familias para intercambiar impresiones y entablar negociaciones sobre
sus asuntos (políticos y económicos).
Frente
al castillo, en una colina, se eleva una torre medieval, levantada
por el arzobispo Balduino de Luxemburgo para iniciar el asedio del
castillo a mediados del siglo XIV.
Durante
la Edad Media, cada reducto fortificado funcionaba como una unidad de
producción autónoma. Este Burg Eltz es un maravilloso ejemplo de
esto. Carpinteros, herreros, carboneros, tejedores, pastores y
granjeros tenían que trabajar afanosamente para que nada faltase a
los señores. (Más viajar, y menos estudiar. No hay nada como ver
las cosas con los propios ojos. Todo queda más claro). Y junto al
castillo, el monasterio es el otro gran centro de la producción
rural preindustrial. El renacer urbano significó una nueva
transformación y forma de organizar la sociedad y la economía. En el
fondo de la cuestión, tanto el monasterio como el castillo son
ciudades en miniatura.