6 Razonamiento sobre toponimia.
Pero también es natural que los lugares adopten esa misma denominación, sobre todo después de que el tiempo ha destruido los hitos establecidos; porque hoy día no subsisten los altares de los Filenos, pero el lugar ha adoptado su nombre; y dicen que tampoco se vieron en la India columnas de Heracles ni de Dioniso, y sin embargo, al ser denominados así y mostrados como tales ciertos lugares, los macedonios creían que eran columnas aquellos en los que encontraban algún indicio de lo que se contaba sobre Dioniso o Heracles. Así pues, no hay porqué dudar de que los primeros en llegar aquí utilizaran como hitos, en los lugares más alejados y visibles a los que llegaron, altares, torres o pequeñas columnas hechas con sus propias manos - y los más visibles para indicar límites y comienzos de lugares son los estrechos, las montañas que se ciernen sobre ellos y las islitas - ni de que, al desaparecer los monumentos construidos por los hombres, se transfiera su nombre a los lugares, bien a las islitas, bien a los promontorios que forman el Estrecho; pues es difícil determinar ya a cuál de los dos accidentes hay que atribuir esa denominación, puesto que las Columnas se asemejan a ambos. Y digo que se asemejan porque se alzan en lugares tales que hacen pensar claramente en confines, por lo cual se llama también "boca" este Estrecho, y como éste otros muchos: la boca es comienzo si se entra y confín si se sale navegando. Por consiguiente, como las islitas situadas en la boca tienen un contorno definido y están en situación señalada, se podría, no sin razón, compararlas con columnas. Lo mismo pasa con las montañas que se ciernen sobre el Estrecho y que presentan un aspecto prominente, como las columnitas o las columnas. En este sentido tendría razón Píndaro al hablar de las "Puertas de Gádira", si se supusieran las Columnas en la boca; pues las bocas parecen puertas.
En cambio Gádira no se alza en lugares tales que puedan indicar un término, sino que está más o menos a la mitad de un extenso litoral que forma un golfo. Pero relacionar con las Columnas las del templo de Heracles que se encuentra allí es a mi parecer aún menos razonable, porque lo verosímil es que prevaleciera la fama de este nombre si se lo hubieran dado primero generales, no comerciantes, como en el caso de las columnas de la India; y argumento en contra de esta interpretación es sobre todo la inscripción, que dicen que muestra no una imagen sagrada sino una relación de gastos; pues las Columnas de Heracles deberían ser un recordatorio de su gran empresa, no de los gastos de los fenicios.
7 Régimen de las fuentes y pozos del Heraclion
Dice Polibio que hay una fuente en el Heraclion de Gádira que tiene una bajada de unos cuantos escalones hasta llegar al agua, que es potable, a la cual le sucede en las mareas lo contrario que al mar, que se seca en los flujos y se llena en los reflujos. Aduce como causa el hecho de que el aire que se escapa del fondo hacia la superficie de la tierra, al ser ésta cubierta por el oleaje durante las crecidas del mar, no puede salir por sus vías habituales, y regresando al interior obstruye los conductos de la fuente y provoca la falta de agua; y al quedar de nuevo la tierra al descubierto, yendo directo al exterior, deja libres las venas de la fuente de forma que puede manar con facilidad. Artemidoro, por otro lado, contradice a Polibio y da al mismo tiempo su propia explicación, citando además la opinión del historiador Sileno, pero creo que no dicen cosa digna de mención porque tanto él como Sileno son profanos en la materia. En cuanto a Posidonio, que asegura que es falsa esta historia, dice que hay dos pozos en el Heraclion y un tercero en la ciudad; de los del Heraclion, el más pequeño se agora de inmediato si se le saca agua sin interrupción y si se deja de sacar agua se llena de nuevo, y el mayor, que da agua abasto durante todo el día, aunque baja de nivel como todos los demás pozos, de noche se vuelve a llenar cuando cesa la extracción. Pero puesto que la bajamar tiene lugar muchas veces con ocasión de la subida del agua del pozo, los lugareños han creído sin fundamento en lo inverso del fenómeno; así pues, que se ha dado crédito a la historia no sólo lo ha dicho Posidonio, sino que nosotros la hemos encontrado también recogida minuciosamente en las Paradojas.
Hemos oído decir también que existen otros pozos, unos delante de la ciudad en los huertos y otros dentro de ella, pero que a causa de la mala calidad del agua proliferan en la ciudad los aljibes para el agua de lluvia. No obstante, si alguno de estos pozos avala la suposición de lo inverso del fenómeno, eso no lo sabemos; las causas, si es que realmente la cosa sucede así, habría que situarlas entre los problemas de difícil solución; porque es verosímil que sea tal como dice Polibio, pero es verosímil también que algunas de las venas de las fuentes, al ser mojadas por la marea por su parte externa, cedan y permitan a las aguas derramarse hacia los lados en vez de empujarlas a brotar siguiendo su cauce primitivo hasta llegar a la fuente; y se mojan, por fuerza, cuando el oleaje inunda la tierra. Pero sí, como dice Atenodoro, lo que sucede en las pleamares y bajamares se asemeja a la espiración e inspiración, podría haber algunas corrientes de agua que tuvieran su desagüe natural en la superficie por unas salidas cuyas bocas llamamos fuentes y manantiales, mientras que por otras salidas fueran atraídas al fondo del mar, y subiendo con él al subir la marea, cuando se produce una especie de espiración, abandonaran su cauce habitual y regresaran a él de nuevo cuando también el mar comenzara a retroceder.