A vueltas con
independentismos, nacionalismos y chouvinismos varios. En Ampurias
(perdón quise escribir L'Escala) situada en la bellisima Costa Brava
no tienen muy claro eso de la DUI (Declaración Unilateral de
Independencia), sus vecinos dicen que ellos son griegos y que llevan
viviendo allí desde mucho antes que existiera siquiera el vocablo
Catalunya (léase Cataluña). Por lo visto y oído por ahí, estos
días los deseos de autodeterminación corren como un reguero de
pólvora por toda la piel de toro. La ciudad de Cartagena han
presentado una solicitud formal para escindirse de la Región de
Murcia y volver al seno de la madre patria, Cartago (aunque de la
mítica urbe solo queden piedras). Diferentes asociaciones de Málaga,
Granada y Almería proponen reunirse y resucitar el Reino Nazarí,
pero en la provincia de Almeria este proyecto ha encontrado una
fuerte oposición de algunos sectores de la sociedad que nada tienen
que ver con el pasado nazarí y se consideran miembros integrantes de
la Cultura de Los Millares, a la que consideran raíz de la nación
española.
El problema
y las reivindicaciones han traspasado fronteras, en Flandes debaten
si separarse de Bélgica para volver a formar parte del Imperio
Español y en Nápoles y Sicilia hay convocado un referéndum el mes
que viene para votar la secesión del resto de Italia y solicitar la
unión con la Corona de Aragón. Precisamente en Aragón, el senado
de Huesca, rememorando a Sertorio quiere dejar de formar parte de la
Comunidad Autónoma para estrechar los vínculos políticos con Roma,
y Albarracín quiere volver a ser una taifa autónoma. Lo mismo pide
Badajoz. Y ya que estamos en Extremadura, el pleno municipal de
Mérida ha decidido recuperar su nombre de Emérita Augusta y ya
iniciado trámites para convertirse en la nueva capital de Portugal.
En la zona
costera de Huelva miles de manifestantes piden la autodeterminación
de Tartessos, al tiempo que Córdoba exige volver a ser capital de la
Bética (y desde San Telmo avisan a los cordobeses que si no dan
marcha atrás, la Junta de Andalucía se verá obligada a aplicar el
artículo pertinente del Estatuto de Autonomía). Los municipios
serranos de Aracena, Fregenal de la Sierra y Jerez de los Caballeros
han cerrado los acuerdos para proclamar un estado neotemplario
adherido a la Corona Española y sometido únicamente a la Regla de
la Orden. Siguiendo el ejemplo de los templarios, el Campo de
Calatrava pide la independencia del resto de la Mancha. Más al norte
las localidades de Hervás y Ciudad Rodrigo, después de varios años
de recuperación de sus comunidades hebraicas, han conseguido el
apoyo de Israel para crear un nuevo estado judío.
En las Islas
Canarias han encontrado al último superviviente de la raza guanche y
lo han coronado como Guanarteme de las Siete Islas, declarando, de
facto, la independencia de España. Aprovechando todo este
desconcierto, tropas gibraltareñas ha ocupado la Línea de la
Concepción y sus habitantes los han recibido como libertadores. El
próximo objetivo será Algeciras. También el el sur el Ayuntamiento
de Jerez de la Frontera solicita que las playas de Chipiona y del
Puerto de Santa María sean consideradas jerezanas a todos los
efectos. (Los sevillanos quieren hacer lo mismo con Huelva pero el
renacido estado tartésico no está por la labor).
Oviedo
solicita a León que le devuelva la capitalidad del reino, mientras
que los leoneses exigen la vuelta al orden del Condado Portucalense
(germen del Reino de Portugal) y de lo que ellos aún llaman Condado
de Castilla y en La Rioja solicitan el reconocimiento del Reino de
Nájera como entidad independiente y diferenciada del Reino de
Pamplona. En Navarra se vota la vuelta de la Monarquía, se declara
a Fernando II el Católico persona non grata y en la misma nota
anuncian sus pretensiones sobre el País Vasco y La Rioja, pero
cuentan con la oposición declarada de los Carlistas, fieles como
nadie a la patria española.
El pueblo de
Besalú sale a la calle para rechazar el dominio que Barcelona lleva
ejerciendo en este antiguo condado desde el siglo XII y en Urgel
llevan varias décadas solicitando que se ponga fin al colonialismo
que la Corona de Aragón lleva ejerciendo desde el siglo XV. Sin
abandonar Cataluña, el gobierno francés está preparando un
proyecto para recuperar los territorios que formaban la Marca
Hispánica (incluida Cataluña) y que formaban parte indisoluble del
Imperio Carolingio.
En Ávila
rechazan romanidad y castellanidad, y exaltan el sentimiento vetón.
Los descendientes de Juan y María Pacheco reclaman a la Corona
Española la devolución del Marquesado de Villena, Braga (antigua
Braccara Augusta) solicita abandonar Portugal y formar un nuevo
estado junto a Lugo y Astorga. En la Sierra de Atapuerca también hay
indicios de independentismo, sus moradores dicen ser los auténticos
españoles. En definitiva si buceamos en la historia podemos
justificar cualquier reivindicación por muy peregrina que sea. Estos
días bajan turbias las aguas, asistimos a un todos contra todos, al
yo tengo más derecho que tú y la democracia está de mi lado. Pero
nadie tiene razón. Bueno tal vez a orillas del Atlántico tengan la
respuesta.
Sentados al
sol en la playa de la Caleta, acompañados de una cerveza bien fría
y un papelón de chocos fritos, los gaditanos sienten como nadie su
historia. Saben que durante un tiempo Cádiz fue la única España
existente, pues Napoleón nunca pudo cruzar las Puertas de Tierra, y
el gobierno de la nación residía en la Tacita de Plata. En Cádiz
se luchó contra el absolutismo, en Cádiz se redactó la primera
constitución de nuestra historia (común pese a quien pese), pero en
Cádiz nadie se cree mejor que nadie, y en Cádiz, mientras usted lee
esto, habrá decenas de coplistas preparando sus letras, para cuando
llegue febrero, cantar la historia de una ciudad, de un país y de
una gente que quiere ser feliz.