Lituania, entre los mundo
báltico, polaco y ruso, cuenta una turbulenta historia de
enfrentamientos encarnizados y pactos provechosos con sus vecinos.
Una historia prácticamente desconocida para nosotros. Algirdas fue
un gobernante del Gran Ducado de Lituania, entre 1345 y 1377, una
época en que el estado lituano vivió momentos de esplendor.
Algirdas era uno de los
siete hijos de Gediminas y pasó gran parte de su vida luchando por
extender su dominios. En esta ambiciosa empresa contó con la ayuda y
la lealtad de su hermano Kestutis. Para alzarse como Gran Duque, lo
primero que tuvo que hacer fue destronar a su hermano menor Jaunutis,
que había sucedido a su padre.
Una vez en el poder,
unificó los territorios del Gran Ducado, derrotó a los tártaros
de la Horda de Oro para anexionarse Kiev, peleó con éxito contra la
Orden Teutónica y derrotó en batalla al rey polaco Casimiro III.
A la muerte de Algirdas
el estado al que había contribuido a engrandecer se extendía desde
el mar Báltico hasta el mar Negro, contándose entre los más
grandes de toda Europa. El hijo de Algridas, Jogaila, rebautizado más
tarde como Vladislao II, fue Gran Duque de Lituania y Rey de Polonia.
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