El más conocido de los
reyes sumerios, gracias en parte a las esculturas conservadas, es
Gudea de Lagash. Gudea se intitulaba “ensi”, es decir, gobernador
de la ciudad estado de Sumer, Lagash. Probablemente este rey de
Lagash ejercía su dominio y poder sobre el centro y sur de
Mesopotamia, al menos durante un tiempo, aunque él mismo quiso
resaltar sus facetas de administrador, y por encima de todo, de
constructor, siendo su obra más destacada el templo dedicado al dios
Ningirsu.
Cabeza rapada, torso
desnudo, tronco regordete y miembros fornidos, las esculturas de
Gudea representan el prototipo ideal de monarca sumerio .
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