A mediados del primer milenio
a.C., entre los siglos VI y V, en el marco de una civilizaciones
perfectamente desarrolladas (el Neolítico es un lejano recuerdo y
del oscuro Paleolítico ni siquiera se tiene constancia) una serie de
hombres, separados por cientos, e incluso, miles de kilómetros,
asentaron unas bases religioso-filosóficas que (con las
modificaciones lógicas) siguen muy presentes en el mundo actual.
De Mileto a Babilonia, de
Babilonia a Persia, de Persia al Indostán y del Indostán a China.
Pero también al revés. Fue un momento histórico en que la
conciencia humana estaba preparada para dar un salto cualitativo, no
puede ser casualidad que los filósofos de Mileto, los redactores de
las versiones más antiguas del Pentateuco, posiblemente Zoroastro,
Buda, Mahavira, Confucio y Lao Tsé coincidiesen en el tiempo. Una
corriente de pensamiento fluye de Oriente a Occidente (y vuelta).
Concretamente desde el Oriente de Occidente (colonias jonias de Asia
Menor) al Oriente de Oriente (la exótica China).
Un camino de ida y vuelta por
donde tuvieron que transitar, de boca a boca, ideas y proyectos de
toda índole. Un tiempo en el que se establecen los pilares
fundamentales de las religiones del Viejo Mundo (Cristianismo e Islam
no dejan de ser hijos malavenidos del Judaísmo) y una serie de
pautas de comportamiento que serán interiorizadas por miles de
hombres y mujeres a lo largo de centurias. La humanidad había
alcanzado gran madurez y estaba preparada para dar un nuevo salto
cualitativo, los antiguos mitos quedaron desterrados por obra y
gracia de estos hombres.
El psiquiatra y filósofo Karl
Jaspers denominó a este periodo, caracterizado por grandes
aportaciones en los terrenos de la filosofía, la moral y la
religión, Tiempo Eje. Concepto que definió de la siguiente manera:
En este tiempo se concentran y coinciden multitud de hechos
extraordinarios. En China viven Confucio y Lao-tsé , aparecen todas
las direcciones de la filosofía china, meditan Mo-Ti , Chuang-Tse ,
Lao-Tse y otros muchos. En la India surgen los Upanischadas, vive
Buda , se desarrollan, como en China , todas las posibles tendencias
filosóficas, desde el escepticismo al materialismo, la sofística y
el nihilismo. En el Irán enseña Zarathustra la excitante doctrina
que presenta al mundo como el combate entre el bien y el mal. En
Palestina aparecen los profetas, desde Elias, siguiendo por Isaías y
Jeremías, hasta el Deuteroisaías. En Grecia encontramos a Homero ,
los filósofos —Parménides, Heráclito, Platón—, los trágicos,
Tucídides, Arquímedes. Todo lo que estos nombres no hacen más que
indicar se origina en estos cuantos siglos casi al mismo tiempo en
China , en la India , en el Occidente , sin que supieran unos de
otras.
No puede ser casualidad que en
estos momentos donde se fraguan las principales religiones de Oriente
– Hinduísmo, Budismo, Taoísmo y Confucionismo – se ponga por
escrito la Torá durante el exilio obligado en Babilonia y se
produzca en Jonia el llamado “Milagro Griego”. ¿Qué energías
circularon entre Oriente y Occidente para alumbrar a todos estos
iluminados?. ¿A través de que canales se compartían información?
¿Irradiación o génesis múltiple?. No quiero oír hablar ni de
atlantes, ni de extraterrestres, esas simplistas explicaciones no
satisfacen mi curiosidad.
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