Desde la escalinata el torreón
de San Pedro de la Rúa otea el horizonte, vigila el camino, observa
a los peregrinos y guarda los secretos de los vecinos de
Estella/Lizarra por los siglos de los siglos. La propia senda jacobea
conduce al pie de la escalinata, y tras ascender por ella, el
peregrino se enfrenta a la portada del románico tardío de
influencias árabes.
La Parroquia de San Pedro de la
Rúa se construyó en el siglo XII sobre la plaza de San Martín en
el centro del barrio de los francos. Se trata – además – del
primer templo de la ciudad. Desde el año 1256 ostenta el rango de
Iglesia Mayor de Estella y aquí juraron los fueros (y privilegios)
de la ciudad el emperador Carlos V (1523) y su hijo Felipe II (1592).
San Pedro de la Rúa combina en
su estructura elementos románicos y góticos, y presenta sucesivas
fases constructivas: los ábsides del siglo XII, las naves del siglo
XIII y las bóvedas de los siglos XVI y XVII.
La poderosa torre maestra (una
auténtica Torre del Homenaje) hace patente la condición de iglesia
fortificada, una tipología muy frecuente en tierras navarras. El
propio templo formó parte, en su momento, del sistema defensiva de
Estella/Lizarra. Antiguamente la torre era almenada, aunque fue
rebajada al final de la Edad Media.
Es, sin embargo, el claustro el
espacio más sugerente (y atractivo) de todo el conjunto. Del espacio
original del siglo XII tan solo se conservan dos de las cuatro
crujías, debido al deterioro causado por el tiempo y el derrumbe del
antiguo castillo de la ciudad allá por el siglo XVI. En los
capiteles del claustro, los artesanos de la piedra, dejaron grabadas
escenas de la Pasión, del nacimiento e infancia de Cristo, así como
de los santos San Andrés, patrón de la ciudad, San Lorenzo y San
Pedro, motivos vegetales y elementos mitológicos.
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