Entre León y Galicia, a medio
camino entre el áspero Bierzo templario y los húmedos bosques
celtas se eleva el impresionante monte Cebreiro, y en su cumbre una
vieja aldea de pallozas. Desde tiempos inmemoriales lugar sagrado. En
el siglo IX se construyó aquí el Santuario de Santa María La Real
instalándose desde ese momento una comunidad de monjes.
Este templo fundado por el conde
Aurillac es uno de los más antiguos del Camino de Santiago. También
de los más interesantes. Sus gruesos muros esconden en su interior
un sugerente enigma: ¿custodian estas románicas piedras la copa que
recogió la sangre de Cristo?. Una leyenda intenta explicar el misterio, pero para encontrar la respuesta tendrás que subir hasta aquí arriba.
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