Los últimos años del siglo XV y las primeras décadas de la
siguiente centuria son, a buen seguro, lo más convulsos y
trascendentales de toda la historia de Navarra. En 1479 murió Juan
II de Aragón. Su hijo Fernando heredó Aragón y su hija Leonor,
Navarra.
Leonor de Foix era la hija menor de Juan y de su primera esposa,
Blanca de Navarra. El calcularo Juan la nombró heredera a cambio del
apoyo de su marido, Gastón IV conde de Foix, en las incómodas
revueltas catalanas. Pero Leonor, ojito derecho de su padre, tuvo que
heredar de él buena parte de su carga genética, ya que también
puso su granito de arena para allanarse el camino hasta el trono, en
forma de veneno que utilizó para quitarse de enmedio a su hermana
mayor, Blanca, que la antecedía en la línea sucesoria.
Cuando llegó al trono Leonor ya era viuda, había perdido a su hijo
Gastón, que sin embargo, le había dejado un heredero joven y
hermoso en la figura de su nieto Francisco el Febo. No obstante, el
reinado de Leonor fue como un suspiro, coronada en Tudela en enero de
1479, falleció dos semanas después. Su reinado no llegó a ver la
primavera.
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