En las sociedades del Norte de Europa la diferencia entre hombres libres y esclavos era muy clara. El hombre libre era aquel capaz de empuñar un arma y poseer una granja. El esclavo no era nada, no tenía ningún tipo de consideración. Las formas más comunes de convertirse en esclavo eran ser botín de guerra o contraer una deuda que no se pudiese pagar.
"La mayoría de los esclavos provenía de su compra en algún mercado, pero también podían ser vikingos que no podían pagar sus deudas, por lo que tenían que trabajar para sus deudores; en ambos casos podrían llegar a comprar su libertad".
Breve Historia de los Vikingos. Manuel Velasco.
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