El liberalismo político se opone
a la monarquía absoluta y propone otras formas de organización
política. Basándose en este liberalismo político, los burgueses
iniciarán un proceso de conquista del poder, conocido como
revoluciones liberales (o burguesas).
Entre estas revoluciones
burguesas podemos citar la Independencia de los Estados Unidos, la
revolución francesa, la emancipación de América Latina y las
revoluciones de 1848.
Partiendo del ejemplo británico,
las principales ideas del liberalismo político proceden de los
siguientes autores:
* Voltaire. Voltaire era
partidario de la tolerancia como base de las relaciones humanas y
propone la existencia de un parlamento fuerte que limitarse el poder
del rey. (Ejemplo, el Parlamentarismo inglés)
* Montesquieu. Escribió el
Espíritu de las Leyes, obra en la que plasma su idea de División de
Poderes, en ejecutivo, legislativo y judicial, y pone especial
énfasis en la completa independencia de cada uno de ellos.
Fragmento de El Espíritu de las
Leyes: “Hay en cada Estado tres clases de poderes: el poder
legislativo, el poder ejecutivo de los asuntos que dependen del
derecho de gentes y el poder ejecutivo de los que dependen del
derecho civil.
Por el poder legislativo, el
príncipe o el magistrado, promulga leyes para cierto tiempo o para
siempre, y enmienda o deroga las existentes. Por el segundo poder,
dispone sobre la guerra y la paz, envía o recibe embajadores,
establece la seguridad o previene las invasiones. Por el tercero,
castiga los delitos o juzga las diferencias entre particulares.
Llamaremos a este poder judicial y al otro, simplemente, poder
ejecutivo del Estado […]
Cuando el poder legislativo
está unido al poder ejecutivo en la misma persona o en el mismo
cuerpo, no hay libertad, porque se puede temer que el monarca o el
Senado promulguen leyes tiránicas para hacerlas cumplir
tiránicamente [...]”
* J.J. Rousseau. Escribió el
Contraso Social, una obra en la que expone su teoría política.
Rousseau piensa que se establece un contrato entre gobernadores y
gobernados (el citado contrato social), de tal forma que el poder
nace del pueblo y se lo entrega libremente a su gobernante. Este
concepto recibe el nombre de soberanía nacional y Rousseau se
convierte en uno de los pensadores políticos más influyentes de la
Edad Moderna y precursor de la Edad Contemporánea.
“¿Qué es, pues, el gobierno?
Un cuerpo intermedio establecido entre los súbditos y el soberano
para su mutua correspondencia […]. En el instante en que el
gobierno usurpa la soberanía, el pacto social queda roto […].
Los diputados del pueblo no son,
pues, ni pueden ser sus representantes, no son más que sus
mandatarios; no pueden concluir nada definitivamente. Toda ley no
ratificada por el pueblo en persona es nula; no es una ley. El pueblo
inglés cree ser libre, y se engaña mucho; no lo es sino durante la
elección de los miembros del Parlamento; desde el momento en que
estos son elegidos, el pueblo ya es esclavo, no es nada.
J.J. Rousseau, El Contrato
Social.
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