domingo, 17 de febrero de 2019

LIBERALISMO POLÍTICO.




El liberalismo político se opone a la monarquía absoluta y propone otras formas de organización política. Basándose en este liberalismo político, los burgueses iniciarán un proceso de conquista del poder, conocido como revoluciones liberales (o burguesas).

Entre estas revoluciones burguesas podemos citar la Independencia de los Estados Unidos, la revolución francesa, la emancipación de América Latina y las revoluciones de 1848.

Partiendo del ejemplo británico, las principales ideas del liberalismo político proceden de los siguientes autores:

* Voltaire. Voltaire era partidario de la tolerancia como base de las relaciones humanas y propone la existencia de un parlamento fuerte que limitarse el poder del rey. (Ejemplo, el Parlamentarismo inglés)

* Montesquieu. Escribió el Espíritu de las Leyes, obra en la que plasma su idea de División de Poderes, en ejecutivo, legislativo y judicial, y pone especial énfasis en la completa independencia de cada uno de ellos.

Fragmento de El Espíritu de las Leyes: “Hay en cada Estado tres clases de poderes: el poder legislativo, el poder ejecutivo de los asuntos que dependen del derecho de gentes y el poder ejecutivo de los que dependen del derecho civil.
Por el poder legislativo, el príncipe o el magistrado, promulga leyes para cierto tiempo o para siempre, y enmienda o deroga las existentes. Por el segundo poder, dispone sobre la guerra y la paz, envía o recibe embajadores, establece la seguridad o previene las invasiones. Por el tercero, castiga los delitos o juzga las diferencias entre particulares. Llamaremos a este poder judicial y al otro, simplemente, poder ejecutivo del Estado […]
Cuando el poder legislativo está unido al poder ejecutivo en la misma persona o en el mismo cuerpo, no hay libertad, porque se puede temer que el monarca o el Senado promulguen leyes tiránicas para hacerlas cumplir tiránicamente [...]”

* J.J. Rousseau. Escribió el Contraso Social, una obra en la que expone su teoría política. Rousseau piensa que se establece un contrato entre gobernadores y gobernados (el citado contrato social), de tal forma que el poder nace del pueblo y se lo entrega libremente a su gobernante. Este concepto recibe el nombre de soberanía nacional y Rousseau se convierte en uno de los pensadores políticos más influyentes de la Edad Moderna y precursor de la Edad Contemporánea.

“¿Qué es, pues, el gobierno? Un cuerpo intermedio establecido entre los súbditos y el soberano para su mutua correspondencia […]. En el instante en que el gobierno usurpa la soberanía, el pacto social queda roto […].
Los diputados del pueblo no son, pues, ni pueden ser sus representantes, no son más que sus mandatarios; no pueden concluir nada definitivamente. Toda ley no ratificada por el pueblo en persona es nula; no es una ley. El pueblo inglés cree ser libre, y se engaña mucho; no lo es sino durante la elección de los miembros del Parlamento; desde el momento en que estos son elegidos, el pueblo ya es esclavo, no es nada.
J.J. Rousseau, El Contrato Social.


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