Desde el momento en que el ser humano es capaz de registrar sus
vivencias, su paso, como individuo y como parte de un grupo, por la
faz de la Tierra, comenzamos a hablar de la Historia del Hombre. Si
el lenguaje hablado (fonético) nos diferencia claramente del resto
de los seres vivos, la escritura permitirá a nuestra especie
perpetuar sus recuerdos, sus actos, sus pensamientos, a lo largo del
tiempo, posibilitará crear una memoria colectiva y común de todo el
género humano, y nos brindará la oportunidad de reflexionar sobre
nuestra existencia como Humanidad.
Este trascendental acontecimiento ocurrió, casi simultáneamente,
en Egipto y Mesopotamia hacia el 3.500 – 3000 a.C. Con la escritura
nace la Historia, y en ese sentido estamos en armonía con Kramer, y
hacemos nuestro el título de su obra “La Historia empieza en
Sumer”, precisamente por ser sumerios los documentos escritos
conocidos más antiguos.
La necesidad de llevar a cabo una contabilidad y una incipiente
administración, impulsó al pueblo sumerio a inventar la escritura.
Estas primeras comunidades concebían la escritura como un auténtico
regalo de los dioses, de ahí el carácter sagrado de la palabra
escrita.
Los primeros documentos escritos son tablillas de arcilla sumerias,
donde un punzón de caña inscribía símbolos e ideogramas, un signo
representaba un objeto o una idea. Este complicadísimo sistema
evolucionó a una escritura fonética, cada signo representa un
sonido, simplificando la tarea. Estos pequeños símbolos, en forma
de cuña, dan nombre al sistema sumerio; escritura cuneiforme.
En la misma época en Egipto se utilizaba la escritura jeroglífica,
donde los signos se parecían al objeto que representaban.
Posteriormente apareció una escritura silábica (entre los acadios,
los elamitas, los hurritas y los hititas entre otros), en la que cada
carácter representaba una o varias sílabas.
El paso definitivo, y también el más abstracto, lo consiguieron
los fenicios, en tono a la mitad del II milenio a.C., al desarrollar
el alfabeto, donde se asignaba un sonido a cada uno de los
caracteres. Y este es el origen del alfabeto griego, que a su vez lo
fue del latino, de los que proceden los alfabetos utilizados
actualmente en europa (incluido el cirílico).
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