Marino Diácono fue un albañil (o tal vez un herrero o cantero), nacido en algún lugar de la costa de Dalmacia, tierra que tuvo que abandonar durante las brutales persecuciones ordenadas por el emperador (también ilirio) Diocleciano. Encontró refugio en el monte Titanio, convirtiéndose en humilde anacoreta, donde resistió las continuas tentaciones de Satán y construyó una pequeña iglesia que dedicó a San Pedro. Tras curar milagrosamente a un joven, que poco antes había intentado agredirle, fue nombrado diácono por el obispo de Rímini. Tras una vida dedicada al Cristianismo fue sepultado en el interior de la misma iglesia, que con sus propias manos había levantado. Alrededor del templo, y de su tumba, se fue desarrollando una ciudad, San Marino, que acabó convirtiéndose en el centro (y capital) de una pequeña república que goza de independencia desde el siglo XI, siendo la más antigua del mundo.
Alguna lo habeis sentido
Hace 5 horas
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