Un pueblo de la vega del río Órbigo, que minutos antes del mediodía estival, parece una villa completamente fantasma. Un lugar olvidado, salvo por los peregrinos, que con parsimonia, pero sin llegar a detenerse, lo atraviesan. Con las campanas el pueblo parece resucitar para acudir la misa dominical Durante la Edad Media, estas tierras, pertenecientes al señorío de los Quiñones, vivieron una etapa de cierto relevancia, gracias, como no, a la Ruta de Xacobea.
Alguna lo habeis sentido
Hace 4 horas
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