Desde
Don Pelayo hasta los Reyes Católicos, desde
una batalla (o escaramuza) en Covadonga hasta la deseada Conquista de
Granada. Desde la formación del Reino de Portugal hasta la
unificación de Isabel y Fernando. De batallas y bodas. De catedrales
y castillos. De La Mesta y los gremios. De ciudades y señoríos. De
torreones y monasterios. De frailes y mercaderes. De obispos y de
reyes . . . y de agricultor, juglar, ramera, bufón, pastor,
buhonero, ganadero, soldado, cura, mercachifle, estudiante, mendigo y
buscavidas . . .
La
Edad Oscura, la Edad Soñada, donde vivimos las historias de otros y
nos ilusionamos con los sueños ajenos, vibramos con los torneos y
tocamos, con las manos, de los Santos, su cielo. Y hubo luz,
muchísima luz, en esta etapa de Tinieblas.
¿Cómo
estudiarla?, ¿de qué forma comprenderla? Encajar los fascinantes
capítulos poco a poco, sin excesivos alardes, y desde la distancia
tratar de obtener una visión de conjunto.
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