La paranoia del control
absoluto sobre todo. Controles de pasaporte, fotografías, billetes y
mochilas cada pocos metros. Un despropósito de política estatal
empeñada en dirigir cada minuto de la vida de sus ciudadanos, con
cámaras situadas en cada rincón del país. Un Gran Hermano a lo
bestia. Aquí incluso los baños son colectivos, la privacidad es
prácticamente inexistente. El funcionamiento de las estaciones de
trenes es similar al de un aeropuerto, con checking, registro, sala
de espera y puertas de embarque, tocada de pelotas y todo tipo de
parafernalias exasperantes.
Alguna lo habeis sentido
Hace 4 horas
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