La
configuración de un estado suele ser un proceso lento que se
prolonga varias décadas en el tiempo. Es el fruto de la acción
conjunta y continuada de hombres y mujeres, desde el más humilde
campesino a los patriarcas de los clanes más poderosos. Basarab I
consiguió en el campo de batalla la independencia política de
Valaquia con respecto al Reino de Hungría. Su hijo Nicolae Alexandru
continuó esta tarea utilizando para ello, la religión y la
diplomacia. El uno uso la cruz, el otro la espada.
A
mediados del siglo XIV la iglesia de Valaquia dependía de la sede de
Tárnovo en Bulgaria, que mantenía buenas relaciones con Roma. Con
el objetivo de sacudirse el dominio y la influencia de la católica
Hungría, Nicolae Alexandru se dirigió al patriarca de
Constantinopla, la otra fuente de legitimidad política y religiosa
de la época junto al Santo Padre de Roma, para solicitarle el título
de voivoda (príncipe) autónomo.
Tras
mucho meditar, en el año 1359 el Patriarca aceptó el ruego del
noble valaco y además consintió en el establecimiento de una sede
metropolitana ortodoxa en el principado. Este paso fue decisivo en el
proceso de abandono de la soberanía húngara y la afirmación de la
independencia efectiva de Valaquia.
La
nueva sede se ubicó en la capital (o corte) del voivodato, la bella
Curtea de Arges, próxima al palacio del príncipe. De esta manera
Nicolae Alexandru se convierte en soberano por la Gracia y de Dios y
ungido en solemne ceremonia por el señor. Valaquia entraba
definitivamente en la esfera de la Cristiandad Oriental, alejándose
un poco más de Roma.
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