Hildegarda de Bingen, una de las
personas más extraordinarias de la Edad Media, fue abadesa (una de
las pocas profesiones eclesiásticas posibles para la mujer),
teóloga, música, escritora y filósofa. Si San Agustín y San
Jerónimo son padres de la iglesia, ella, por los mismos motivos,
debería ser una de sus madres.
Váyanse a la mierda. El libro rojo de Trump.
Hace 2 horas
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