La principal característica de la economía del Antiguo Régimen era el predominio de las actividades del sector primario, en especial la agricultura y la ganadería, y el crecimiento paulatino y constante del comercio y de la industria.
Todo el entramado económico se encontraba sometido a las directrices que marcaba el mercantilismo, basado en la acumulación de los metales precioso y el proteccionismo por parte del estado de toda la producción.
La aldea era la célula básica de la organización socioeconómica (como venía sucediendo desde la Edad Media), núcleo esencial de residencia de las familias campesinas y el eje a partir del cual se ordena la vida cotidiana de hombres y mujeres, desde la faena en el campo o la distribución de los cultivos (rotaciones, uso de los pastos . . . ) hasta la regulación de toda la vida familiar y comunitaria.
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