En las ancestrales
mitologías bálticas, Laima es una de las diosas más veneradas y
sobresalientes del panteón. Entre los letones y los lituanos laima
representa el destino y la fortuna, pone orden en la vida de los
hombres y de todo ser viviente, y aparece frecuentemente asociada al
nacimiento, el matrimonio y la muerte. Es protectora de de los
partos, tiene la facultad de profetizar el futuro del recién nacido
y aparece conjuntamente con sus hermanas, al igual que las Parcas y
las Nornas. Dibuja la línea vital de todas las personas y entre los
letones se manifiesta como serpiente, gallina o escarabajo negro. En
este caso el negro es el color de la vida, de la fertilidad, y no de
la muerte. Una diosa ancestral, vive siempre en la tierra, y la
podemos enlazar con la Gran Madre profusamente estudiada, entre
otras, por la investigadora lituana Marija Gimbutas. El cristianismo
pasó por encima de muchas de estas deidades primigenias, intentó
sustituirlas por la Virgen María en sus múltiples advocaciones,
tildó a sus seguidoras de brujas y hechiceras, pero nunca consiguió
ni desterrarla, ni destruirla.
Alguna lo habeis sentido
Hace 4 horas
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