VIDA Y COLOR 2
(Colección
de Cromos de 1968).
En los extremos
septentrionales de la Vieja Europa, en el territorio que se extiende
por las actuales Suecia, Noruega, Finlandia y Rusia, habitan, desde
tiempos inmemoriales los saamis, llamados también lapones, un pueblo
de pastores, que siguen conservando (aunque cada vez menos) sus
tradicionales formas de vida. La mayoría de ellos viven por encima
del Círculo Polar Ártico, donde son frecuentes las temperaturas
inferiores a los 40ºC bajo cero, y la falta de luz solar durante
largos períodos, hacen la vida extremadamente dura. Los saamis, al
igual que otros pueblos que habitan tierras hostiles, han
desarrollado una cultura perfectamente adaptada al medio, basada
fundamentalmente la cría y el pastoreo de renos. Además según la
zona en que viven practican otras actividades como la pesca o la caza
de animales como el zorro o el castor.
Tradicionalmente, y debido a su vida
nómada, los saamis no construían casas fijas, sino que se limitaban
a confeccionar tiendas que fuesen fáciles de montar, desmontar y
transportar. Las más simples de estas tiendas constan de un poste
central en el que se apoyan una serie de postes que se disponen en
círculo. Sobre este armazón se dispone la cubierta, generalmente
hecha con pieles de reno. Otro tipo de vivienda, algo más compleja,
se construye con cuatro ramas flexibles hincadas en el suelo por
ambos extremos, y sobre la cúpula que forman se colocan los demás
postes, sobres los que se extiende la cubierta. En el centro de la
tienda se coloca el hogar, construido con carias piedras, mientras
que los humos se escapan por un agujero que se deja justo encima.
El reno, un animal
herbívoro y migratorio, es el principal recurso económico para
estos pueblos que habitan el lejano Norte. En estado salvaje forman
grandes rebaños que en invierno buscan cobijo en las zonas boscosas
y se alimentan de ramitas y matojos, y cuando llega el deshielo de la
primavera, se trasladan a las heladas planicies árticas, encontrando
en la tundra su alimentos favorito. Además lejos de los bosques
están a salvo de los molestos mosquitos que eclosionan con el
aumento de las temperaturas estivales.
El origen de los saamis
siguen siendo un misterio, aunque lo que parece claro es que forma un
grupo cultural propio, dentro de los pueblos europeos.
Los niños son los
miembros más vulnerables de esta sociedad nómada, por ello son
protegidos con gran cuidado para evitarles cualquier daño,
abrigándoles del terrorífico frío que reina en Septentrión. Una
cunita cómoda, caliente y segura construida a partir de un abedul
vaciado, recubierto de pieles y con pequeño tejadillo, es el lugar
donde los niños pasan los primeros meses de vida.
La cultura y la economía
de los lapones gira en torno al reno, que constituye la principal
fuente de alimento. Como la carne de este animal es bastante dura, el
pastor acostumbra a sacrificar únicamente a los miembros más
jóvenes, conservando la carne ahumada. También utilizan la leche de
las hembras con la que pueden elaborar quesos y mantequilla. También
emplean la piel para vestidos, mantas, correas, sacos y coberturas
para las tiendas. Los tendones sirven de cuerdas, y con las astas y
los huesos fabrican herramientas y utensilios de todo tipo: cucharas,
recipientes, chuchillos.... Además el artesano lapón, talla
durante las largas noches de invierno figurillas de animales en asta
y hueso.
La cría, cuidado y
pastoreo de los renos requieren de un considerable esfuerzo por parte
de los lapones que deben realizar una tarea dura y constante. Debemos
tener en cuenta que el reno es un animal semidomesticado, que no
acepta fácilmente la guía y la compañía de los hombres. En muchas
ocasiones solo obedecen al dueño a cambio de la sal que le ofrece,
que constituye una golosina y una necesidad.
Antiguamente los lapones
vestían trajes confeccionados enteramente de pieles y cosidos con
tendones de reno, estos trajes eran muy parecidos a los que
utilizaban en la Edad Media por los vecinos pueblos escandinavos, ya
que fue en aquella época cuando comenzaron los contacto entre los
saamis y el resto de pueblos europeos, especialmente con los suecos y
noruegos.
Al parecer, los lapones
no siempre se han dedicado a la cría de renos, sino que en una etapa
primigenia, se debían limitar a cazar renos salvajes con lanzas y
flechas, sin llegar a domesticarlos. Es probable que descubrieron
los métodos de domesticación hacia el siglo X.
El lobo de las nieves es
el animal más temido y el rival más importante con el que cuentan
los lapones en los bosques boreales. Estos feroces y resistentes
cánidos forman grandes manadas que acosan a los rebaños de renos y
son capaces de seguirlos y acosarlos durante muchos kilómetros.
Los saamis también
utilizan al reno como bestia de carga y animal de transporte. Un macho
adulto puede llevar sin dificultad hasta 75 kgs de peso, y además
cuenta con unos cascos seguros para moverse por terrenos rocosos y
cenagosos. Es además un animal muy resistente capaz de caminar 80
kms en un sólo día. El trineo de los lapones es muy grande y está
construído con madera y pieles, sujetando las piezas con correas y
tendones de reno.
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