Los contactos entre Egipto y la isla de Creta se remontan al final de la época predinástica (finales V milenio – 3200), en los albores mismos de la historia, como queda atestiguado por la presencia de vasos egipcios de piedra en Creta. Con posterioridad los contactos entre los dos países fueron haciéndose más frecuentes. No obstante, es muy difícil comprobar que estas relaciones entre Egipto y Creta se produjeran de forma directa (sin intermediarios). Algunos investigadores piensan que los productos que intercambiaban ambos países llegaban a través del puerto fenicio de Biblos o Ugarit. Otros autores, sin embargo, aseguran que egipcios y cretenses comerciaban directamente, incluso se llega a afirmar que existían colonias cretenses en ciudades del Nilo y colonias permanentes de egipcios en Creta. La presencia cretense en Egipto queda casi confirmada por el hallazgo de unos frescos de estilo minoico entre los restos del palacio hicso de Avaris. La influencia egipcia en el arte cretense pudo deberse a los cretenses que viajaron a Egipto y se inspiraron en su cultura.
Durante el Imperio Medio los contactos se acentúan. Egipto buscaba en los países vecinos lingotes de plata, un mineral muy escaso en su territorio. A cambio los cretenses obtenían de Egipto cereal. Estos contactos se hacen evidentes a partir del Segundo Periodo Intermedio y a partir del Reinado de Tutmosis III, de la dinastía XVIII, se menciona el tributo cretense, que consistía en jarras de estribo y otras cerámicas. En una tumba situada en Tebas se ha hallado una representación de la entrega de tributo extranjero por parte de varios jefes.
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