El hombre
noble camina lamentándose a causa del estado del país . . . Los
nobles se lamentan y los pobres están alegres . . . El ladrón posee
riquezas, y el noble es ahora un ladrón . . . Los quejidos
atraviesan el país, entremezclados con lamentos . . . Tanto el
grande como el pequeño dicen: ¡Desearía estar muerto! . . . Los
hijos de los nobles son arrojados contra los muros . . .
Los
Imperios Antiguo y Medio estuvieron separados por una época de gran
instabilidad. Las lamentaciones de Ipu – ur son un manuscrito en el
que se relatan las calamidades sufridas durante el Primer Período
Intermedio. El sabio Ipur-ur utilia numerosos recursos para enfatizar
el pesimismo de su obra y reflejar la agónica situación en la que
vivía gran parte del país. Uno de estos recursos, tal como podemos
leer en el texto de arriba, era la alusión al lamento y al llanto,
protagonizado por un sector de la población que en tiempos
anteriores había disfrutado de una vida plácida y feliz.
Ipu-ur vivió
y sufrió una de las primeras revoluciones conocidas de la Historia,
y en su obra se queja de la situación desastrosa que vivió el país
durante el Primer Período Intermedio. Aunque la redacción es del
Imperio Medio, la copia conservada (el papiro Leiden 334) data de la
dinastía XIX. Ipu-ur un hombre anclado, en cierta medida, en el
pasado, muestra su admiración por la antigua clase reinante y
deplora la decadencia de Egipto al final del Imperio Antiguo.
En los textos
hay referencias a todo tipo de calamidades: las transformaciones
sociales (los habitantes del Delta ahora llevan escudos), la
precaridad del país (El rey ha sido alejado por los pobres),
la pobreza generalizada (Escasea el grano en todas partes o El
almacén está vacío) o la violencia reinante (El país está
todo repleto de bandidos . . . El crimen está por todas partes).
El sabio
Ipur-ur mira a su alrededor y descubre que el mundo que el conocía
ha muerto, las tornas han cambiado, el que antes era rico ahora se ha
convertido en mendigo,y el que era pobre, en estos timpos nadaba en
la abundancia. La tierra gira como el torno del alfarero . . . El
que no construía ni una cabaña, ahora posee arcas. Los jueces del
país son expulsados de él; los nobles son echados de las mansiones
reales . . . El que nunca se construyó un bote, ahora posee barcos .
. . Aquel que dormía sin esposa, ahora ha encontrado una mujer noble
. . . El que antes no tenía nada, ahora es rico”.
La
violencia se ha extendido por todo el país, la inseguridad
generalizada obliga al campesino a tomar medidas y prepararse para
defender sus campos y su vida. Un hombre va a sembrar con su
escudo . . . Arqueros extranjeros han entrado en Egipto . . . Uno se
esconde entre los arbustos hasta que llega el viajero de noche para
quitarle su cargamento; aquello que lleva le es arrebatado, es
asaltado a golpes de palo y asesinado brutalmente . . . Los que antes
atrapaban aves, ahora están alineados para la batalla . . . Un
hombre mira a su hijo como a un enemigo . . . Las ciudades son
saqueadas. El Alto Egipto está devastado.
La
inseguridad es tal, que hasta los animales parecen haberse vuelto
contra la Humanidad. El río es sangre; cuando se bebe de él, uno
se separa de la gente y ansía el agua . . . Los cocodrilos se
atiborran con sus capturas; los hombres van hacia ellos por su propia
voluntad . . . Se dice: ¡No camines por allí, hay una red!. La
gente aletea como peces; el que está asustado no piensa, a causa del
miedo . . . !
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