Nagada III es la última fase del
Período Predinástico. Durante este período que transcurre entre
3200 a.C. y 3000 a.C (aproximadamente) Egipto se unificó por vez
primera en un gran Estado territorial y también se produjo una
consolidación política que supuso sentar las bases del estado
dinástico de las Dinastías I y II. Para los últimos tiempos de
este período, tenemos pruebas (la Piedra de Palermo) de la
existencia de reyes que precedieron a los de la Dinastía I, estos
reyes se integran en la denominada Dinastía 0. Las tumbas de estos
primtivos monarcas se encuentran en Abydos, cerca de la necrópolis
real utilizada por la Dinastía I.
Dado que las pruebas
procedentes de los enterramientos de la élite de los tres
principales centros predinásticos del Alto Egipto (Nagada, Abydos y
Hieracómpolis) sugieren la existencia de centros o unidades
políticas diferenciados (y posiblemente competidores) durante la
fase Nagada II, la primera unificación de las primeras entidades
políticas del Alto Egipto probablemente tuviera lugar a comienzos de
Nagada III, bien como resultado de una serie de alianzas o mediante
la guerra (quizá terciando una combinación de ambas), seguida por
la unificación política tanto del norte como del sur y la aparición
de la Dinastía 0 hacia finales de Nagada III.
Kathryn A. Bard.
Historia del Antiguo Egipto.
Oxford. Edición de Ian Shaw.
Un tiempo de transición entre la
prehistoria y la historia, entre el predinástico y el
protodinástico, una época lejana, que imaginamos tan convulsa como
trascendental. Hacia el año 3.100 a.C, y siempre siguiendo la
tradición, el legendario rey Menes (o Narmer), procedente del sur,
conquistó el Delta, y unificó el país bajo una única monarquía.
En este momento comienza la historia de la civilización egipcia.
Dado el esfuerzo arqueológico
y académico invertido en el redescubrimiento de Narmer, resulta
humillante tener que reconocer que su identificación como primer rey
del antiguo Egipto no hace sino confirmar la versión del historiador
griego Herodoto, que escribió hace veinticuatro siglos. Para «el
padre de la historia» no cabía duda de que «Menes» (otro de los
nombres de Narmer) había sido el fundador del Estado egipcio. Ello
nos enseña la saludable lección de que los antiguos solían tener
mucha más inteligencia que la que les atribuimos.
Toby Wilkinson.
Auge y caída del Antiguo
Egipto.
El predinástico va muriendo al
tiempo que comienzan a sobresalir (por encima del resto) varios
centros urbanos: Nagada, Hieracómpolis y Tinis con su necrópolis de
Abidos. Como no podía ser de otra forma, estos centros de poder
entran en conflicto entre sí. De estas luchas de poder, salió
reforzada la ciudad de Hieracómpolis que consigue unificar el Alto
Egipto en torno a sí, para inmediatamente anexionar Nagada y
establecer su residencia (y corte) en Tinis.
Mientras que durante el
Dinástico Temprano Nagada fue políticamente insignificante, Abydos
fue el principal centro del culto al rey difunto y Hieracómpolis
siguió siendo un importante centro de culto asociado al dios Horus,
símbolo del rey vivo. Es posible que la entidad política de Nagada
resultara derrotada en una postrera lucha predinástica por el poder
acontecida en el Alto Egipto, al tiempo que los soberanos cuya base
de poder se encontraba originalmente en Abydos terminaron por
conseguir el control de todo el país, quizá aliados a grupos de
élite menos poderosos (los llamados Seguidores de Horus) de
Hieracómpolis, que pese a todo se encontraban en una posición
estratégica favorable debido a las valiosas materias primas venidas
del sur.
Kathryn A. Bard.
Historia del Antiguo Egipto.
Oxford. Edición de Ian Shaw.
Desde Tinis los reyes del Alto
Egipto (más míticos que reales) se expandieron hacia el Delta y
hacia el sur llegando a la Primera Catarata. Los soberanos, con
Narmer a la cabeza, que realizaron estas conquistas y forjaron la
unificación de las “Dos Tierras”, constituyen esta hipotética
Dinastía 0.
Por otro lado, no hay trazas
de invasiones o movimientos de poblacion importantes durante el
Periodo Predinastico, lo cual demuestra la continuidad del
poblamiento entre el final del Neolitico y la epoca dinastica. Los
habitantes de las orillas del Nilo debian hablar ya egipcio, lengua
camito-semita de tipo sintético que se sobrepuso probablemente
durante el Neolitico a una lengua nilotica, que dejo trazas en el
vocabulario egipcio. Con el tiempo, el sustrato nilotico
transformaria el egipcio y acabaria convirtiendolo en una lengua
analitica.
José Padró.
Historia del Egipto Faraónico.
En el templo de Horus de
Hieracómpolis, donde los soberanos ofrecían exvotos, J.E. Quibell y
F.W Green hallaron la maza del rey Escorpión y la paleta de Narmer,
donde aparece ya toda la iconografía, la unión de las dos coronas
en un único rey. Estos objetos arrojan un poco de luz sobre un
período de la historia egipcia trascendental.
En c. 3000 a. C. el Estado del
Dinástico Temprano ya había aparecido en Egipto y controlaba gran
parte del valle del Nilo, desde el delta hasta la primera catarata en
Asuán, una distancia de más de mil kilómetros a lo largo del río.
Kathryn A. Bard
Historia del Antiguo Egipto.
Oxford. Edición de Ian Shaw.
Antes del rey Escorpión no
existe la civilización egipcia. Solamente se puede hablar de
culturas locales, cuyas producciones artesanales son mejores o
peores. La documentación arqueológica cambia en la época
predinástica, la época de Escorpión. Por ejemplo, en los ritos de
sepultura se constata que el cadáver ya no se envuelve en esteras o
pieles sino que se deposita en cestas y luego en sarcófagos de
tierra cocida, o en tablas. Se desarrolla una metalurgia, y también
el trabajo de carpintería; se perfeccionan las herramientas de sílex
y de cobre, así como los tejidos. La cerámica es abundante; cuando
hay decoración, se adorna con escenas bastante complejas donde
intervienen personajes, barcos. Se fabrican muchas vasijas de piedra
dura y cabezas de clava. El rey Escorpión fue el instigador o el
beneficiario de esta evolución en el orden social y económico. Es
un jefe de clan convertido en rey, que gobierna sobre poblaciones de
provincias con cierta prosperidad.
Christian Jacq
El Egipto de los grandes
faraones.
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