Después apareció la Tierra. Los
griegos la llamaron Gea. La Tierra surgió del propio seno del Caos.
Hela aquí, pues, nacida con posterioridad al Caos y representando,
según cómo se mire, su antítesis. La Tierra ya no es ese espacio
vacío, esa especie de caída oscura, ilimitada e indefinida. La
Tierra posee una forma distinta, separada y precisa. A la confusión,
a la tenebrosa indiferenciación del caos, se enfrenta la claridad,
la firmeza, la estabilidad de Gea. Sobre la Tierra todo aparece
dibujado, visible, sólido. Podríamos definir a Gea como aquello
sobre lo cual los dioses, los hombres y los animales pueden caminar
con soltura. Es el suelo del mundo.
Jean Pierre Vernant.
El Universo, los dioses, los
hombres.
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