Nació
en Almería y se formó con maestros del sufismo. Sus tendencias
combinan las místicas neoplatónica y la metafísica masarrí. Para
Abenlarif no existe comparación posible entre Dios y las cosas, y
entre Dios y el hombre. Dios es todo. Las cosas no son nada. Sin
embargo, mediante el desprendimiento de cuanto es y tiene, el hombre
puede ascender, a través de una serie de moradas, hasta la unión
místic con Dios. En ese acto del iniciado o sabio con Dios
desaparece toda materialidad y hasta todo rastro de realidad que no
se la pura realidad de Dios.
Alguna lo habeis sentido
Hace 3 horas
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