Sumer – o Sumeria – es el nombre de las llanuras meridionales de
Mesopotamia, y sumerios, es el pueblo que utilizó las aguas del
Tigris y el Éufrates para cultivar la tierra, construir ciudades e
iniciar la Civilización.
El origen del pueblo sumerio es incierto, sigue siendo un enigma,
tanto desde el punto de vista racial como lingüístico, y nos
movemos entre dos hipótesis opuestas; o eran autóctonos, o eran
foráneos. Eso sí, se sabe que su lengua no estaba emparentada con
las lenguas semitas.
Los sumerios se organizan en ciudades-estado, pequeñas formaciones
políticamente independientes, pero con un sustrato social y cultural
común. Ha historia de Sumer es la historia de la lucha entre estas
ciudades para conseguir una cierta hegemonía sobre el resto. Según
épocas destacará una u otra; Lagash, Ur, Uruk, Kish, Nippur.....
El centro del poder político iría basculando desde el Templo al
Palacio. En ese sentido podemos citar diferentes tipos de jefes de la
ciudad, el En que sería el rey-sacerdote que reside en el
templo, el Ensi (o Patesi) , una especie de príncipe y jefe
de la ciudad que habitaba el palacio (Gudea de Lagash), y el Lugal,
con connotaciones guerreras (Lugalzagesi) y que implica cierta
hegemonía sobre otras ciudades.
La civilización sumeria se desarrolló en parte debido a la
evolución de la agricultura, con cereales como el trigo y la cebada,
lo que produjo excedentes, que a la postre permitieron una
complejidad social. También tuvieron cierta relevancia la ganadería,
la artesanía y el comercio.
La sumeria era una sociedad eminentemente urbana. Por debajo del
jefe de la ciudad se situaba el grupo dirigente; sacerdotes,
funcionarios y grandes comerciantes; seguidos por los trabajadores
libres, y en la base de la pirámide, los esclavos.
En la esfera cultural los sumerios dejaron su impronta en todo el
ámbito mesopotámico, destacando por encima de todo una tipo
original de construcción; el Zigurat.
Los sumerios practicaban una religión politeista, con una fuerte
relación entre el palacio y el templo. Existía una casta de
sacerdotes que dirigían los ritos y organizaban una serie de
creencias muy vinculadas con la fertilidad, algo lógico en un pueblo
de agricultores. Sus principales dioses eran Anu (el Cielo), Ki (la
Tierra), Enlil (el Viento), Inanna (la Luna) y Enki (las aguas).
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