sábado, 8 de junio de 2019

SUMERIOS, EL INICIO DE LA CIVILIZACIÓN.




Sumer – o Sumeria – es el nombre de las llanuras meridionales de Mesopotamia, y sumerios, es el pueblo que utilizó las aguas del Tigris y el Éufrates para cultivar la tierra, construir ciudades e iniciar la Civilización.

El origen del pueblo sumerio es incierto, sigue siendo un enigma, tanto desde el punto de vista racial como lingüístico, y nos movemos entre dos hipótesis opuestas; o eran autóctonos, o eran foráneos. Eso sí, se sabe que su lengua no estaba emparentada con las lenguas semitas.

Los sumerios se organizan en ciudades-estado, pequeñas formaciones políticamente independientes, pero con un sustrato social y cultural común. Ha historia de Sumer es la historia de la lucha entre estas ciudades para conseguir una cierta hegemonía sobre el resto. Según épocas destacará una u otra; Lagash, Ur, Uruk, Kish, Nippur.....



El centro del poder político iría basculando desde el Templo al Palacio. En ese sentido podemos citar diferentes tipos de jefes de la ciudad, el En que sería el rey-sacerdote que reside en el templo, el Ensi (o Patesi) , una especie de príncipe y jefe de la ciudad que habitaba el palacio (Gudea de Lagash), y el Lugal, con connotaciones guerreras (Lugalzagesi) y que implica cierta hegemonía sobre otras ciudades.



La civilización sumeria se desarrolló en parte debido a la evolución de la agricultura, con cereales como el trigo y la cebada, lo que produjo excedentes, que a la postre permitieron una complejidad social. También tuvieron cierta relevancia la ganadería, la artesanía y el comercio.

La sumeria era una sociedad eminentemente urbana. Por debajo del jefe de la ciudad se situaba el grupo dirigente; sacerdotes, funcionarios y grandes comerciantes; seguidos por los trabajadores libres, y en la base de la pirámide, los esclavos.

En la esfera cultural los sumerios dejaron su impronta en todo el ámbito mesopotámico, destacando por encima de todo una tipo original de construcción; el Zigurat.

Los sumerios practicaban una religión politeista, con una fuerte relación entre el palacio y el templo. Existía una casta de sacerdotes que dirigían los ritos y organizaban una serie de creencias muy vinculadas con la fertilidad, algo lógico en un pueblo de agricultores. Sus principales dioses eran Anu (el Cielo), Ki (la Tierra), Enlil (el Viento), Inanna (la Luna) y Enki (las aguas).


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