Alemania es el país de las
catedrales protestantes. Bueno, en realidad, todo el norte de Europa.
Eso sí, cuanto más te acercas a territorio ruso, las ortodoxas van
sustituyendo a las luteranas y evangelistas. Vistas desde fuera es
muy difícil diferenciar unas de otras. De la misma forma que el
Cristianismo se extendió a partir de las comunidades judías, los
luteranos reutilizaron los templos católicos.
La fundación y construcción de
la Catedral de Brunswich está datada en la época de Enrique el León
(1129 – 1195), duque de Sajonia y de Baviera y uno de los hombres
más poderosos de su tiempo. Mantuvo relaciones (buenas) con
Inglaterra – su esposa Matilde era hija del rey Enrique II – con
los territorios meridionales del Sacro Imperio y con la corte
bizantina.
Desde 1150 el duque tenía el
Dankwarderode, un palacio construido en el centro de Brunswich, en la
burgplatz, en la cara sur del emplazamiento de la catedral. De tal
forma que la Burgplatz terminaría concentrando todos los poderes de
la ciudad. En la calle de enfrente se alza el edificio que alberga el
ayuntamiento actual.
La construcción de la catedral
se inició en 1173, inmediatamente después del regreso de Enrique de
Tierra Santa. Durante su peregrinación por los Santos Lugares, el
duque alemán consiguió hacerse con reliquias de algunos santos y
los donó a varias iglesias alemanas, en especial a la catedral de
Brunswich.
La decoración del templo es una
gran obra centrada en el simbolismo de la muerte y la resurrección.
El centro litúrgico de la
catedral es el altar de Nuestra Señora, consagrado en el año 1188.
El candelabro de siete brazos es
una pieza medieval. Aunque no se tiene información sobre su origen,
se considera que fue una donación del duque. El candelabro, de unos
400 kilogramos y cinco metros de altura, fue colocado alrededor de
1188, y simboliza un nuevo comienzo tras la muerte; la vida eterna.
El número de brazos del candelabro, siete, es una cifra simbólica y
su apariencia imita el candelabro del templo de Salomón conocido
como Menorah. El siete es un número de gran contenido simbólico
para el cristianismo: siete sacramentos, siete arcángeles, siete
pecados capitales...
El crucificado es uno de los más
impresionantes trabajos de escultura medieval. Este crucificado se
enmarca dentro de la categoría de “Volto Santo” cuyo
original se encuentra en la catedral de Lucca (Italia). La
peculiaridad del Volto Santo es que Cristo aparece con los
ojos abiertos, victorioso sobre la muerte. Esta bella pieza simboliza
a Cristo resucitado, al Cristo triunfante del Juicio Final,
convertido en juez supremo en el final de los tiempos.
La tumba del duque y su esposa,
magnífico ejemplo de escultura sajona del siglo XIII, labrada entre
1235 y 1240, presiden la nave central de la Catedral consagrada a los
santos Blas y Juan Bautista.
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