Año 885. Los piratas
vikingos remontan el Sena, han saqueado todo lo que han encontrado a
su paso, y el siguiente objetivo es París. La futura Ciudad de la
Luz parece abandonada a su suerte. Lo único que se interponete entre
los hombres del Norte y la rica Lutecia es el Conde Eudes.
Eudes (u Odón) era hijo
de Roberto el Fuerte, Conde de Anjou, y era conocido como Duque de
Francia o Conde de París. Al frente de doscientos caballeros, con
sus respectivos hombres de armas, rechazó una y otra vez los
intentos vikingos de asaltar la ciudad. Ganó una batalla, aumentó
su prestigio. Tras culminar con éxito la defensa de París, Eudes
fue elegido rey de Francia Occidental por los miembros de la nobleza,
que habían perdido totalmente la confianza en Carlos el Gordo.
En el 888 Eudes volvió
a enfrentarse con éxito los normandos en Montfaucon, pero ese fue,
su personal canto del cisne. Carlos III el Simple reclamó el trono,
y parte de la nobleza franca retiró su apoyo a Eudes, que no tuvo
más remedio que retirarse (poco a poco y a regañadientes) del
poder.
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