Construcciones góticas
de la Edad Media, algunas civiles, otras religiosas, continuan en
pie, siglos después de su construcción, embelleciendo (y dando
personalidad) modernas ciudades que a veces parecen querer olvidar su
historia y enterrar el pasado. Pero la piedra y el sillar aguantan
estoicamente e paso del tiempo para recordarnos de donde venimos. La
Cámara de Comptos de Navarra fue creada en 1364 por Carlos II para
controlar las finanzas del reino, y su sede primegenia, aún visible
(y en funcionamiento) en el interior del Casto Histórico de
Pamplona, es un edificio cuyo origen habría que situarlo en el siglo
XIII, aunque su configuración definitiva es algo posterior.
Antes de ser la sede de
la Cámara de Comptos fue el palacio del Señor de Otazu. Se trata
del único ejemplo de arquitectura civil gótica presente en la
ciudad. Tras la conquista castellana la institución siguió
funcionando hasta su disolución en 1841. Durante la Transición a la
Democracia resurgió de sus cenizas como una órgano dependiente del
Parlamento de Navarra.
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