La
Baja Edad Media europea (aproximadamente siglos XIV y XV) fue una
época de grandes cambios y profundas crisis, que afectaron a todos
los sectores de la sociedad, la política y la economía. A lo largo
y ancho del continente corrieron como la pólvora revueltas
populares, protagonizadas, en el ámbito urbano por los trabajadores
y miembros de los gremios, y en el campo, por los campesinos.
Los
continuos ataques de turcos otomanos en el sureste de Europa durante
el siglo XV, soliviantaron los ánimos de muchos campesinos
eslovenos sin tierra, que estaban obligados a construir las defensas,
defender el territorio, seguir pagando los tributos y trabajar para
su señores. Como consecuencia, decenas de revueltas se sucedieron
por todo el territorio esloveno, siendo especialmente encarnizadas
las acontecidas entre finales del siglo XV y principios del siglo
XVI. A pesar de los esfuerzos de los campesinos, prácticamente
ninguna de ellas, alcanzó un éxito significativo. Debemos pensar
además que gran parte del país sigue siendo eminentemente rural, y
que estas revueltas, junto con la Reforma Protestante, significaron
un momento decisivo en el despertar del nacionalismo esloveno. Muy
cerca de la puerta de entrada del Castillo de Ljubliana, un
monumento, en el que se agrupan varios campesinos humildemente
armados, recuerdan las fechas de cada uno de estos levantamientos.
La
sabiduría que dan los años de duro trabajo y sacrificio. No importa
perder. Importa luchar, y abonar, si es necesario, con nuestra
sangre, los campos.
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