La principal característica del Neolítico es el paso de una economía depredadora, basada en la recolección, la caza y la pesca, a una economía productora, basada en la agricultura y en la ganadería.
En este sentido, la domesticación de animales (proceso que vamos a analizar) y de las plantas, se convierte en un elemento decisivo de la Revolución Neolítica, concepto acuñado con éxito por Gordon Childe, ya que permitieron la transición de una economía depredadora a una economía productora de alimentos, y todos los cambios sociales y culturales, que estos cambios llevaron parejos.
Pero comencemos con una definición de domesticación, que nos la ofrece Sandor Bökönyi, especialista en la materia: "La domesticación (de animales) es un proceso por el cual el hombre captura y domina ciertos individuos de una especie que presenta unos rasgos psicológicos particulares, los aísla de su hábitat natural y de su manada de origen, los sitúa bajo su vigilancia y controla su reproducción para su propio beneficio, asegurándole alimento y protección".
Domesticar animales es un proceso lento. Como paso previo el hombre tuvo que adquirir experiencia y conocimientos sobra anatomía, biología, psicología y comportamientos de las especias que fue cazando a lo largo de los milenios paleolítico. Además, la domesticación propiamente dicha no fue efectiva hasta que no transcurrieron varias generaciones (llegando incluso a las treinta).
Para conseguir domesticar una especie es preciso, en primer lugar, capturar algunos individuos salvajes. Estos animales capturados debían ser jóvenes, puesto que son los únicos que era posible domesticar. El animal, para poder mantenerlo en cautividad debía ser amansado, limitando su agresividad. Esto se conseguía a base de paciencia y cuidados individuales. El amansar a un animal, no implicaba en todos los casos su domesticación.
Únicamente se pudieron domesticar a animales con unos rasgos psicológicos propios. Pero ¿cuáles son esos rasgos?. Aunque no es determinante, ni decisivo, es muy importante el factor gregario del animal en cuestión. La mayoría de los animales domésticos actuales, a excepción del gato, vivían en manadas salvajes. Los gregarios se introducen mejor en los rebaños domésticos, e incluso, en la comunidad humana. No obstante, no todos los animales gregarios pudieron ser domesticados, por ejemplo en Egipto hubo varios intentos de domesticar algunas especies de antílopes, y todos fracasaron.
Las especies aptas para ser domesticadas cuentan con una serie de rasgos psicológicos, que son desconocidos para nosotros, que las distinguen de aquellas que no han podido ser domesticadas. En ese sentido, no todos los animales de un mismo orden taxonómico presentan los mismos rasgos psicológicos para ser domesticados: el uro y el bisonte son de la misma familia, y únicamente el primero fue domesticado. Caso parecido ocurre entre los équidos, de las cuatro especies - asno, caballo, cebra y hemión - sólo caballos y asnos pasaron a servir a los hombres.
Domesticar animales es un proceso lento. Como paso previo el hombre tuvo que adquirir experiencia y conocimientos sobra anatomía, biología, psicología y comportamientos de las especias que fue cazando a lo largo de los milenios paleolítico. Además, la domesticación propiamente dicha no fue efectiva hasta que no transcurrieron varias generaciones (llegando incluso a las treinta).
Para conseguir domesticar una especie es preciso, en primer lugar, capturar algunos individuos salvajes. Estos animales capturados debían ser jóvenes, puesto que son los únicos que era posible domesticar. El animal, para poder mantenerlo en cautividad debía ser amansado, limitando su agresividad. Esto se conseguía a base de paciencia y cuidados individuales. El amansar a un animal, no implicaba en todos los casos su domesticación.
Únicamente se pudieron domesticar a animales con unos rasgos psicológicos propios. Pero ¿cuáles son esos rasgos?. Aunque no es determinante, ni decisivo, es muy importante el factor gregario del animal en cuestión. La mayoría de los animales domésticos actuales, a excepción del gato, vivían en manadas salvajes. Los gregarios se introducen mejor en los rebaños domésticos, e incluso, en la comunidad humana. No obstante, no todos los animales gregarios pudieron ser domesticados, por ejemplo en Egipto hubo varios intentos de domesticar algunas especies de antílopes, y todos fracasaron.
Las especies aptas para ser domesticadas cuentan con una serie de rasgos psicológicos, que son desconocidos para nosotros, que las distinguen de aquellas que no han podido ser domesticadas. En ese sentido, no todos los animales de un mismo orden taxonómico presentan los mismos rasgos psicológicos para ser domesticados: el uro y el bisonte son de la misma familia, y únicamente el primero fue domesticado. Caso parecido ocurre entre los équidos, de las cuatro especies - asno, caballo, cebra y hemión - sólo caballos y asnos pasaron a servir a los hombres.
Los animales capturados son aislados de su hábitat y separados de su comunidad de origen, y se les sitúa en un medio completamente diferente. El ser humano altera radicalmente la organización social y sexual de las especies salvajes. Los animales son separados de su grupo de origen para ser introducidos en rebaños más amplios, en los que se les sometía a nuevas influencias genéticas. Se trata de formas primitivas de selección de especies, a partir de la castración precoz de los individuos más agresivos, o menos aptos (con esta práctica se está frenando la selección natural).
El punto fundamental es el control de la reproducción animal, asegurando la difusión de los caracteres adquiridos. Debemos señalar que la reproducción es únicamente posible en la fase de domesticación.
El hombre intenta domesticar animales para obtener un beneficio económico, para eso, los alimenta y los protege. En algunos casos, los animales también se vieron favorecidos con estos cambios, determinadas especies podrían haber desaparecido si no llegan a ser domesticadas. Podemos ver en la domesticación una especie de simbiosis entre el animal y el hombre; naciendo de esta manera lo que conocemos como ganadería.
Resumiendo, en el proceso de domesticación plena podemos ver dos fases; mantenimiento del animal en cautividad y el control de la reproducción.
En la primera fase, se produce una forma rudimentaria de ganadería (no existe una alimentación cuidada, ni una selección racional). Rebaños formados por una única especie y los animales domesticados pertenecen a un tipo primitivo y la talla es inferior a los animales salvajes. Durante el neolítico se da una selección rudimentaria, algunos individuos quedan excluidos, desde jóvenes, de la reproducción (castración de toros) y otros son destinados a los sacrificios (carneros, cabrones, verracos). Esta selección no mejoró la producción de carne, leche, lana, fuerza, vitalidad . . . .
En una segunda fase, se produce la crianza propiamente dicha, llevándose a cabo una alimentación apropiada y una selección metódica. Surge la ganadería cuando el hombre comienza a ocuparse individualmente de los animales domesticados, que formaban manadas indiferenciadas. A partir de estos momentos encontramos coexistencia de varias razas en un mismo rebaño, un aumento en la talla del animal y, por supuesto, un aumento de la productividad, coincidiendo, en el tiempo, con una disminución de especies salvajes en el último periodo del Pleistoceno.
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