Sentados e
ilusionados contemplamos una maravillosa e inolvidable puesta de sol.
Contemplar
el mundo desde encima de una duna. Toda la belleza de la creación
bañada por los últimos rayos del sol de un atardecer sahariano.
La arena
dorada, el viento, los dromedarios, a lo lejos las palmeras del
oasis, toda la belleza del mundo cabe en un atardecer dorado junto al
desierto.
Nos dejamos
embaucar por la imagen romántica del desierto que han diseñado la
literatura y el cine.
Una longitud
de 22 kilómetros (de Norte a Sur) y una anchura de 5 kilómetros.
Sus dunas más altas alcanzan los 150 metros de altura. El lugar
ideal para disfrutar de una puesta de Sol. Los rayos del Sol se
mueven y la arena va mostrando una variedad cromática.
Los
camelleros locales conducen a los turistas a la parte más alta de la
duna desde la que contemplan la puesta de Sol.
Un mar de
dunas doradas, paisaje encendido al atardece en el desierto del
Sahara, punto de encuentro para viajeros que llegan desde Europa en
busca de emociones fuertes.
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