Sancho García era hijo del conde
castellano García Fernández, y por tanto, nieto de Fernán
González. A la muerte de su padre Sancho García se convirtió en el
nuevo conde. Como todo buen gobernante Sancho García se movió entre
la guerra y la diplomacia, y de esta manera concertó una tregua con
Almanzor, que ya se las tuvo tiesas con su predecesor.
La tradición, que bebe
directamente de la leyenda, sostiene que Sancho García participó
junto a Sancho III de Navarra y Alfonso V en la histórica batalla de
Calatañazor, donde se cuenta, Almanzor perdió su tambor.
Tras la muerte del invencible
caudillo musulmán y aprovechando la descomposición del Califato,
Sancho se hizo con las plazas fuertes de San Esteban de Gormaz, Osma,
Atienza y Sepúlveda, consolidando la frontera del Duero. También
consiguió extender sus tierras hacia el oeste, a expensas de su
sobrino el rey Alfonso V de León.
Sancho García es conocido como
“el de los Buenos Fueros” por la cantidad de privilegios que
concedió a numerosas poblaciones de Castilla. Su fundación más
importante fue el Monasterio de San Salvador de Oña, siendo
enterrado allí mismo.
Se casó con Urraca Gómez. Su
hijo García Sánchez le sucedió en el condado, Tigridia fue abadesa
de Oña y a las otras dos les buscó dos matrimonios provechosos,
Sancha se casó con el conde de Barcelona Berenguer Ramón I y
Muniadona fue la esposa del monarca navarro Sancho III el Grande.
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