Cuando la palabra (y/o el
dinero) derrotan a la espada. Atila y sus hunos campaban a sus anchar
por Europa Occidental y tras haber sumido en el caos las tierras del
Imperio su siguiente objetivo era Roma. Enterado de la tormenta que
se avecinaba el papa León I salió al encuentro del Azote de Dios
escoltado por San Pedro y San Pablo (el gran Rafael Sanzio pintó la
escena en las estancias vaticanas). Utilizando buenas palabras, y tal
vez algo de oro, el Sumo Pontífice consiguió que el jefe bárbaro
retirase sus tropas. Años más tarde, el mismo papa León no pudo
impedir que el caudillo vándalo Genserico saquease Roma.
Alguna lo habeis sentido
Hace 4 horas
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