Jogalla nació lituano y
pagano, pero su matrimonio con Eduviges, lo hizo cristiano y rey de
Polonia. Además cambió su nombre por el de Vladislao. Este hecho
marcó el nacimiento de la mancomunidad lituano-polaca, que tantos
éxitos iba a cosechar en el futuro.
La influyente nobleza
polaca accedió a que Eduviges, hija del rey de Hungría y Polonia
Luis I, le sucediera en el trono polaco. Cuando llegó el momento no
permitieron su matrimonio con un miembro de la casa Habsburgo, pero
encontraron un pretendiente más apropiado, el lituano Jogalla, hijo
del gran duque Algirdas.
Jogalla y Eduviges se
casaron en Cracovia, y de un golpe se bautizó, modificó su nombre y
se convirtió en rey de Polonia. Vladislao se tomó muy en serio su
nuevo cometido, introdujo el cristianismo en su patria natal,
especialmente entre las clases más elevadas, aunque tras una guerra
civil su primo Vytautas se convirtió en el Gran Duque de Lituania, e
inició la dinastía Jagellón en Polonia.
Como todo rey medieval,
también acudió al campo de batalla. En el año 1410 Vladislao y
Vytautas unieron sus fuerzas para derrotar a los caballeros
teutónicos en la batalla de Grunwald. En estos momentos Vladislao
dominaba las tierras hasta el mar Negro, el príncipe moldavo
Alejandro I el Bueno era vasallo suyo y Mircea I de Valaquia se
convirtió en un valioso aliado. Su influencia llegó a ser tan
grande que los husitas de Bohemia le ofrecieron las corona del país,
aunque Vladislao la rechazó.
Se casó cuatro vences y
le sobrevivieron dos hijos, Vladislao III y Casimiro IV, pero su
muerte dejó en el aire la unión entre ambos reinos, con problemas y
porfias sucesorias tanto en Polonia como en Lituania.
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