En Córdoba, una ciudad califal, señorial y cristiana, medio oculta por los árboles y modernos edificios se puede entrever la Casa de los Marqueses del Carpio, ejemplo de vivienda fortificada. Garci Méndez de Sotomayor obtuvo su posesión en 1236, y la fortificación responde al hecho de haber incorporado a la vivienda una de las torres que defendían la muralla que separaba los barrios de la Medina y de la Ajerquía.
El torreón se construyó en el siglo XV convirtiendo al edificio en un perfecto ejemplo de residencia señorial fortificada, y el aire neomudéjar actual se le dio en 1933. Uno de sus moradores, Diego López de Haro y Sotomayor, fue beneficiado en 1559 con el título de Marqués del Carpio. De ahí el nombre por el que se conoce a la casa.
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