El musgo
tapiza la piedra. Un huésped habitual en el bosque húmedo. Los
musgos son plantas que únicamente tienen tejido epidérmico. Carecen
de tejidos conductores, de flores, frutos y semillas. Precisan
condiciones de humedad para proliferar. Suelen vivir en zonas húmedas
y pantanosas. Ofrecen la imagen típica de un ambiente de lluvia.
Plantas pequeñas, las más grandes pueden medir 2'5 centímetros.
Se trata de
plantas muy primitivas que llevan mucho tiempo en la tierra. Su
consistencia es menor que la mayoría de las plantas, por tanto, son
incapaces de mantenerse erguidas, y se desarrollan a ras de suelo. En
el caso de los musgos no podemos hablar propiamente de raíces,
tallos ni hojas, ya que sus estructuras y funciones difieren del
resto de las plantas (Reino Vegetal).
En una planta
de musgo diferenciamos tres partes:
- Cauloide, se asemeja a un tallo, longitud variable.
- Filoides, están insertados en el cauloide y vendrían a ser las hojas en otras plantas.
- Rizoides, serían las raíces (si las tuviesen). Con los rizoides los musgos se fijan al suelo y absorben el agua, aunque por regla general pueden tomarla a través de toda su superficie.
Los musgos
tienen una importancia capital para el medio en que viven, pues se
encuentran entre las primeras plantas que colonizan suelos y rocas.
Además, su capacidad de retener agua, como si fuesen esponjas,
permiten el asentamiento de otras plantas.
Cuando mueren
y se descomponen se mezclan con la roca erosionada, de modo que
contribuyen activamente a la formación del suelo.
El esfagno es
un musgo que habita zonas húmedas y muy frías, ocupando grandes
extensiones de terreno. Cuando se descompone da lugar a un tipo de
carbón de bajo poder calorífico, la turba. Estas extensiones de
esfagno forman las turberas.
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