En un escenario triste y gris, apenas iluminado por una agonizante lámpara, yace sin vida el cuerpo de aquel que fue temido y conocido como Azote de Dios, ante la fría indiferencia de la eventual compañera, pudorosa y de tez mortecina. ¿Apoplejía, asesinato o borrachera?. La historia la cuentan los pinceles de J. Villeclére.
Tras su última noche de bodas, ebrio por los festejos, Atila y su nueva esposa Ildico, se retiraron para disfrutar de su intimidad. El rey de los hunos, que había arrojado sobre Europa una tormenta de sangre y fuego, no vería el siguiente amanecer. Su imperio murió con él.
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