A lo largo de toda la Edad Media, época del gran desarrollo cultural, político, espiritual y territorial de la Iglesia Católica Apostólica Romana, el obispo de la Ciudad Eterna, el Papa, únicamente contará con un argumento para justificar su supremacía sobre el resto de las diócesis; las palabras que Jesús de Nazaret dirigió a Pedro:
". . . tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia. . . "
Mateos 16, 18
Palabras que han convertido al Vaticano en la cabeza de toda la Cristiandad.
Por otra parte, nunca debemos olvidar que el lenguaje carece de inocencia, y que Pedro (o Pietro) y Piedra, hacen referencia al mismo concepto: material duradero para la construcción y símbolo eterno de permanencia, ausencia de cambio, fortaleza e involución.
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