En sus orígenes, que parecen perderse en las sombras de la historia y que la arqueología tan sólo puede alumbrar ténuemente, el pueblo hebreo, si realmente podemos hablar de un pueblo hebreo, un conjunto de tribus nómadas de pastores, rendían culto y adoraban a varios dioses de la región, entre los que destacaba uno sin nombre, al que se referían con el calificativo de El. Parece ser que se le daban otros teonimos como Shaddai o Yahawi, el protector, no siendo una divinidad concreta, sino más bien, una forma verbal que hacía referencia a un gran poder creador. Estos grupos nómadas, en su continuo errar, frecuentaban santuarios donde presentaban sus ofrendas a esta deidad. Varios siglos después, las tradiciones orales, referentes a la historia y religiosidad de los hebreos, serían puestas por escrito, dando forma definitiva al judaismo.
Alguna lo habeis sentido
Hace 4 horas
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