lunes, 24 de septiembre de 2018

DOS IMPERIOS DEL CRECIENTE FERTIL: ELAM Y URARTU.



Sin la fama de asirios o babilonios, estos dos estados ejercían, en ocasiones, de puente entre los grandes poderes de la época. 


Elam estaba situado en la zona del norte del Golfo Pérsico y el este del río Tigris. Su capital era Susa, y Awan y Simab eran otras ciudades destacadas. Elam estaba habitada desde el IV milenio y ejercieron una intermitente influencia en Mesopotamia, alternando períodos se sumisión, bajo acadios y babilonios, con etapas de expansión, que incluyen la destrucción de Ur. Finalmente cayeron bajo el yugo asirio. 


El rey guerrero Sutruk-Nahunte I conquistó Babilonia y dejó testimonio escrito de su crueldad y el monarca Silhak-in-Susinak (hijo del anterior), un auténtico mecenas del arte y la cultura, dio forma al imperio elamita. 

En el terreno económico tuvo gran importancia la minería y el comercio de los minerales. Al parecer las mujeres tenían más relevancia social que sus vecinas, ya que tanto la esposa, como las hermanas del rey, gozaban de gran consideración. Además la sucesión era por línea femenina. 

Los elamitas tenían una lengua aglutinante (ni semita, ni indoeuropea), y a pesar de ls influencias mesopotámicas e indoeuropeas, mantuvieron cierta originalidad cultural.


Urartu fue un reino que surge en la región oriental de Anatolia, en las proximidades del lago Van, y consiguen a partir del siglo IX a.C., extender sus dominios por el Cáucaso, Anatolia y la meseta de Irán, antes de ser destruído por los cimerios. 

La minería, el comercio y la agricultura fueron sus principales actividades comerciales, en una zona intermedio entre Oriente Medio y Eruopa Oriental, que finalmente fue ocupada por los armenios. 





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