Los monarcas leoneses y castellanos establece la obligación de asistir en todo momento y lugar a los peregrinos que se dirigían a la Tumba del Apóstol, haciendo suya la máxima de Jesús, lo que le hagas al prójimo, me lo estarás haciendo a mi mismo.
“Todo el mundo debe recibir con caridad y respeto a los peregrinos ricos o pobres, que vuelva o se dirigen al solar de Santiago, pues todo el que los reciba y hospede con esmero, tendrá como huésped no sólo a Santiago, sino también al mismo Señor. . . “ Aymeric Picaud.
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