sábado, 2 de marzo de 2019

EL DELIRIO ROCOCÓ.



En la primera mitad del siglo XVIII triunfo en los círculos cortesanos, el Rococó, una exageración del Barroco, caracterizado por una estética elegante y refinada, que busca esencialmente la belleza sensual y el placer sensual (del observador), más que la expresión de sentimientos o de la espiritualidad.


La arquitectura se caracterizó por las formas irregulares y curvas, y por una excesiva y fastuosa decoración interior en techos y paredes de los palacios, un horror vacui llevado hasta la desesperación. En ese sentido la aristocracia convirtió la decoración de sus palacios y residencias en una muestra de ostentación y riqueza.


Los pintores retrataron escenas cortesanas y aristocráticas (reflejo del ambiente refinado y despreocupado de las clases privilegiadas) aunque también temas exóticos y orientales, alejándose de los típicos temas religiosos.


Los cuadros se llenan de colores claros como el gris y el verde manzana, el azul cielo y el rosa pálido, y de formas naturales. El predominio del color sobre el dibujo favoreció el desarrollo de una nueva técnica: el pastel.


Pintores destacados fueron los italianos Canaletto y Tiépolo, los franceses Fragonard, Watteau y Boucher, y los británicos Gainsborough y Joshua Reynolds.


Obra, El Columpio de Fragonard.


La carta de amor de J.H. Fragonard refleja la vida cortesana de la nobleza francesa del siglo XVIII.


En el Gran Canal desde San Vio, Canaletto muestra vistas idílicas de la ciudad de Venecia, el centro de la próspera República veneciana.


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