Delincuentes sexuales los ha
habido siempre. Hardouin de la Porte, hacia 1386, un escudero de
veinte años, ni siquiera se detenía ante Dios. Escaló los muros
del priorato de Tourtenay, raptó a la llavera Guillemete Chrétien y
la violó. También cometió otros delitos de índole sexual.
Los mundos desaparecidos de Maël Ollivier-Henry
Hace 11 horas
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