miércoles, 31 de octubre de 2012

MARBODUO


Maroboduo (c. 18 a.C. - 37 d.C.), rey de los marcomanos, fue uno de los primeros gobernantes germanos en crear un poderoso, y por momentos estable, estado allende de sus territorios originales.

Nacido en una familia de nobles marcomanos, pasó su juventud en Italia, durante el imperio de Augusto, pero hacia el 9 a.C. regresó a su tierra natal y se puso al frente de su pueblo.

“Ciertamente, había estado allí de joven gozando del favor de Augusto; pero volvió para hacerse con el poder.”
Estrabón. VII. 1,3.

Las legiones romanas amenazaban las cuencas del Rin y el Danubio, su avance parecía imparable, no quedarían pueblos libres por estas tierras. En este contexto de invasión, Druso encontró a los marcomanos y a los hermunduros junto al Main, los derrotó (año 9 a.C.) obligándoles a desplazarse hacia el este.

Marboduo guió a los marcomanos, y contingentes de otras tribus germanas, a unas tierras resguardadas por el Danubio, la Selva Hercinia y los Alpes, nos referimos a la actual Bohemia. Tras expulsar de Bohemia a los boios, que estaban asentados aquí desde el siglo V a.C. y que dieron el nombre a la región, estableció un estado fuerte. Los boios que quedaron en la zona quedaron absorvidos e integrados por los marcomanos invasores.

“En este lugar se encuentra la Selva Hercinia y los pueblos suevos, los cuales habitan en el interior del bosque, como los cuados; y en cuyo territorio se localiza además Boihemo, sede real de Marobodo; un lugar hacia el que dicho rey trasladó a muchas otras gentes y, en particular, a su propio pueblo, los marcomanos”.
Estrabón VII. 1,3.

Augusto planteó destruir el nuevo estado marcomano que estaba convirtiéndose en un serio peligro para los intereses de Roma en el Corazón de Europa, las tropas romanas llegaron hasta el Albia, actual Elba, y de esta forma, Bohemia quedaba rodeada.

En el año 6 d.C. Tiberio tenía todo preparado para asaltar el estado marcomano. Marboduo llevaba años entrenando a sus tropas para el decisivo enfrentamiento, contando con unos 75.000 guerreros. Pero cuando las legiones romanas estaban prestas para acometer la invasión, estalló una rebelión en la retaguardia, en Iliria, Panonia y Dalmacia, dirigidas por el caudillo Batón. Tiberio hubo de detener la ofensiva para sofocar la revuelta. Además firmó una tregua con Marboduo, reconociéndolo como rey y aliado de Roma. Que Roma te reconozca como amigo es preludio casi seguro de traición, tal y como hicieron con el lusitano Viriato.

En otro orden de cosas, el año 9 d.C. tuvo lugar el desastre de Teotoburgo, y el querusco Arminio, con la idea de atraerse para su causa a Marboduo, le envió la cabeza de Varo. El rey marcomano entregó la cabeza a los romanos, y permaneció neutral en la guerra de venganza que siguió.

La rivalidad con Arminio aumentó, pero para Roma, Marboduo seguía siendo un escollo que frenaba su política expansiva. Ante esta tesitura, desde la Ciudad Eterna se promovió la disención interna dentro del reino marcomano. Catualda, al parecer un noble exiliado por Marboduo, regresó y con el apoyo de otros nobles, a los que Marboduo había retirado sus privilegios, derrotaron al rey.

Marboduo huyó a Italia, pidió asilo, y vivió sus últimos días en Rávena, recluido por Tiberio.

“Maroboduo, por todos abandonado, no tuvo más remedio que apelar a la misericordia del César. […] Maroboduo, efectivamente, fue instalado en Rávena”
Tácito. Anales. II, 63.
 

martes, 30 de octubre de 2012

GERMANIA DE TÁCITO (XV)




41  Esta facción de los suevos se extiende hasta la parte más interior de Germania; más cerca de nosotros (sigamos ahora el curso del Danubio, como antes el del Rin) está la tribu de los hermunduros, fiel a los romanos; por esta razón, son los únicos de los germanos que mantienen relaciones comerciales, no sólo en la orilla, sino tierra adentro, en la más espléndida colonia de la provincia de la Recia. Pasan la frontera por doquier y sin guardianes, y, mientras que a los demás pueblos les mostramos sólo las armas y los campamentos, a éstos les abrimos nuestras casas y fincas, porque no las ambicionan. Entre los hermunduros nace el Elba, río otrora famoso y conocido; hoy apenas se le menciona

42    Próximos a los hermunduros viven los naristos, y, a continuación, los marcomanos y cuados. La gloria y el potencial más importante pertenecen a los marcomanos, e incluso su mismo territorio lo conquistaron valientemente tras derrotar en un tiempo a los boyos. No desmerecen la raza los naristos y cuados. Y ésta es, por así decirlo, la fachada de la Germania en la zona que la bordea el Danubio. Los marcomanos han conservado hasta nuestra época reyes de su propia nación, noble linaje de Maroboduo y Tudro (ahora soportan monarcas extranjeros), pero la fuerza y el poder de sus reyes proviene de la autoridad de Roma; raras veces reciben nuestro apoyo militar, más frecuentemente de tipo económico, aunque no por ello son menos poderosos.

43      Hacia atrás, los marsignos, cotinos, osos y buros limitan a los marcomanos y cuados por su parte posterior. De éstos, los marsignos y buros recuerdan a los suevos por su lengua y costumbres; la lengua gala de los cotinos y la canónica de los osos demuestra que no son germanos; también el que estén sometidos a tributos. Los sármatas les imponen parte de tales tributos; parte, los cuados, como si fueran extranjeros; los cotinos, para mayor vergüenza, trabajan incluso minas de hierro. 

Todos estos pueblos se asentaron en algunas llanuras, pero sobre todo en desfiladeros y cimas de montañas. Una cadena de montes separa y divide Suevia, al otro lado de la cual viven muchos pueblos, entre los que el nombre de los ligios es el más extendido y comprende muchas tribus. Bastará nombrar a las más poderosas: harios, helvecones, manimos, helisios, naharvalos. En el territorio de los naharvalos es notorio un bosque perteneciente a una añeja religión. La preside un sacerdote con atavío femenino, pero, según una interpretación romana, recuerdan a los dioses Cástor y Pólux. Tal es la esencia de esta divinidad; su nombre, Alcis; ninguna imagen, ninguna huella de creencia extranjera; sin embargo, se les venera como a dos hermanos, como a dos jóvenes. 

Por lo demás, los harios, aparte de su fuerza, en la que superan a los pueblos citados, siendo feroces como son, favorecen su ferocidad con artimañas y aprovechando las ocasiones: con escudos negros y cuerpos untados, escogen noches muy oscuras para sus combates e infunden terror con el solo miedo que produce su aspecto de ejército espectral, sin que ningún enemigo soporte esa visión inusitada y como de otro mundo, pues en todas las batallas los primeros en ser vencidos son los ojos. 

Tras los ligios están los gotones; con régimen monárquico, con una sujeción algo mayor que la de los restantes pueblos germanos, aunque no tanto como para suprimir su libertad. A continuación, nos encontramos por la parte del Océano a los rugios y lemovios. Típicos de todos estos pueblos son los escudos redondos, las espadas cortas y la sumision a sus reyes.   

lunes, 29 de octubre de 2012

PROMETEO ENCADENADO



"Hay cuatro leyendas referidas a Prometeo. Según la primera, fue encadenado al Cáucaso por haber revelado a los hombres los secretos divinos, y los dioses mandaron águilas a devorar su hígado, que se renovaba perpetuamente.
Según la segunda, Prometeo, aguijoneado por el dolor de los picos desgarradores, se fue hundiendo en la roca hasta hacerse uno con ella.
Según la tercera, la traición fue olvidada en el curso de los siglos. Los dioses la olvidaron, las águilas la olvidaron, él mismo la olvidó.
Según la cuarta, se cansaron de esta historia insensata. Se cansaron los dioses, se cansaron las águilas, la herida se cerró de cansancio.
Quedó el inexplicable peñasco.
La leyenda quiere explicar lo que no tiene explicación. Como nacida de una verdad, tiene que volver a lo inexplicable".
Franz Kafka en Cuentos Fantásticos.

El titán Prometeo, castigado por los dioses es encadenado a las imponentes cumbres de la cordillera del Cáucaso, donde cada dia, para su suplicio, antes del atardecer, un aguila de enormes proporciones se precipitaba sobre él para devorarle las entrañas, pero, dada la naturaleza inmortal de Prometeo, a la mañana siguiente todas sus heridas estaban cicatrizadas, a la espera de que nuevamente el aguila se arrojase sobre su cuerpo. Víctima de un castigo atroz por haber desafiado a los dioses hubiese sido así hasta el fin de los tiempos, si no llega a ser liberado por otro de los grandes héroes, el semidios Hércules (o Heracles). El cuadro "Prometeo Encadenado" de Peter Paul Rubens y las palabras de Kafka son tan solo dos botones de muestra, de como los mitos griegos, han inspirado y seguirán haciendolo, a todo clase de artistas.

GERMANIA DE TÁCITO (XIV)




39   A los semnones los tienen por los más antiguos y nobles de los suevos, y la creencia en tal antigüedad queda confirmada por su religión. En una epoca fija se reúnen a través de embajadas las tribus de igual denominación y de la misma sangre en una selva consagrada por los augurios de los antepasados y por un miedo arraigado, e, inmolando oficialmente a un hombre, celebran los horribles preámbulos de su bárbaro rito. Existe otra manifestación de temor hacia el bosque sagrado: nadie entra en él a no ser atado, para demostrar su inferioridad y subordinación al poder de la divinidad; si por un azar llega a caer, no se permite levantarlo ni que se incorpore; tiene que salir revolcándose. Todas estas supersticiones se dirigen a lo mismo, afirmar que allí está el origen de la nación, allí el dios señor de todo, y que lo demás está sometido y le obedece.

La riqueza de los semnones aumenta su prestigio; habitan en cien poblados, y este potencial humano hace que se crean la cabeza de los suevos.

40   Lo exiguo de su población, por el contrario, es lo que ennoblece a los longobardos: rodeados por numerosas y potentes naciones, se mantienen incólumes combatiendo y arrostrando peligros, no por pactos de obediencia. A continuación, protegidos por ríos o selvas, están los reudignos, los aviones, los anglios, los varinos, los eudoses, los suarines y los nuitones. Nada notable hay en cada uno de éstos, excepto que rinden culto común a Nertho, es decir, a la Madre Tierra, y piensan que interviene en los asuntos humanos y que se traslada de pueblo en pueblo. En una isla del Océano hay un bosque santo y en él un carro consagrado cubierto con un velo. Sólo se permite tocarlo a un sacerdote. Éste siente la presencia de la diosa en el santuario y, con gran veneración, acompaña a aquélla, que va conducida por un tiro de vacas. Los días son alegres entonces, y festivos los lugares a los que se digna acudir y alojarse.

No emprende guerras, no toman las armas, que permanecen todas clausuradas. Sólo entonces se conoce la paz y el sosiego, y se les aprecia, hasta que el mismo sacerdote devuelve al templo a la diosa, saciada ya de su contacto con los mortales. Instantes después se lavan en un lago retirado el vehículo, el velo y, si se quiere creer, la misma divinidad. Cooperan unos esclavos, a los que engulle inmediatamente el mismo lago. De aquí el antiguo terror y la santa ignorancia respecto de aquello que sólo ven los que al punto han de morir.

domingo, 28 de octubre de 2012

BACTRIANOS



Los bactrianos eran gente de origen iranio y lengua indoeuropea, asentadas en Asia Central. Desde la más remota Antigüedad, Bactriana era paso, y parada obligada, para mercaderes y caravanas que unían la cuenca del Mediterráneo con el Subcontinente Indio y el Lejano Oriente.

Bactria es el nombre griego del país situado entre el Hindu Kush, al Sur, y el Amu Daria al Norte. Actualmente tierras Norte de Afganistán, sur de Uzbequistán y Tayiquistán. Las regiones fronterizas eran Transoxiana y Sogdiana al Norte, Aracosia al Sur, Gandhara, en la India, hacia Oriente, y Drangiana e Hircania, al Oeste. Los territorios que formaban Bactriana eran Guriana, Bubacena, Parapamisade y “el país de los marucenos”. 

 
Bactriana esa un país montañoso, rodeado por el desierto Turanio, con un clima continental y abundantes oasis, que fecundan la tierra y la posibilitan para la agricultura.

Su capital y ciudad principal era Bactra, también llamada Zaraspa, la actual Balkh, en el Norte de Afganistán.

"El país bactriano, habitado por muchas y grandes ciudades, tenía una que era la más célebre, en la que estaba el palacio real; se llamaba Bactra, y en tamaño y fortaleza de la acrópolis sobresalía por encima de todas".
Diodoro de Sicilia II, 6,2. 

“Sus ciudades eran Bactra, a la que también llaman Zarispa y que está atravesada por un río de su mismo nombre que desemboca en el Oxo, Dárapsa y otras muchas, entre ellas también Eucratidia, que recibió el nombre de su gobernante”
Estrabón XI, 11. 2

  Se cuenta que en este territorio comenzó su predicación el profeta Zoroastro, y que también aquí ganó a sus primeros adeptos.

“Zoroastro, rey de los bactrianos e inventor, según dicen, del arte de la magia”
Orosio. Historias. I. 4, 3.

 A lo largo de la historia, la región y sus habitantes bactrianos, pasaron a depender de diferentes gobernantes, según los juegos de poder de la época y de la zona. El rey persa Ciro, subyuga Bactriana en una campaña, entre los años 545 – 540 a.C., convirtiéndola en una de las más importantes satrapías persas.

“No dio nunca a entender (Ciro) que su primera expedición fuera contra los jonios; para él tenian prioridad Babilonia, el pueblo de los bactrianos, los sacas y los egipcios, contra todos los cuales se proponia salir en campaña él personalmente; contra los jonios mandaría a uno de sus generales”
Heródoto I, CLII.

“Desde el país de los bactrianos hasta el de los eglos el impuesto arrojaba trescientos sesenta talentos. Ésta fue la duodécima demarcación tributaria”
Heródoto III, XCII


Como parte integrante del imperio persa, vemos a tropas bactrianas luchando contra los griegos en las Guerras Médicas.

“Los bactrianos salieron en campaña con la cabeza cubierta de manera muy semejante a los medos; se armaban con arcos del país, de caña, y con lanzas cortas”
Heródoto VII, LXIV

Cuando Alejandro Magno, derrota a Darío III, el sátrapa de Bactriana, Besos, asesinó al rey persa y organizó una tímida resistencia contra Alejandro. Para el rey macedonio no resultó muy complicado derrotar a Besos, someter Bactria e incorporar el país a su Imperio Grecomacedonio.

“Alejandro llegó a Drapsaco, dónde concedió un descanso a sus tropas para luego dirigirse a Aornos y Bactra, que son las principales ciudades de la región bactriana”
Arriano. Anábasis de Alejandro Magno. III, 29

Tras la muerte de Alejandro y la división del imperio entre los diácodos , Seleuco I, fundador del Imperio Seléucida, conquista Bactria. A partir de estos momentos, la región comienza a recibir una importante influencia helenística.

“Este Seleuco ya había protagonizado recientemente, a lo largo de Oriente, muchos enfrentamientos con los países miembros del bloque macedonio: en un primer momento asaltó y tomó por las armas la ciudad de Babilonia; a los bactrianos, que se habían levantado en nuevas insurrecciones, los había sometido”.
Orosio. Historias. III, 40. 

Moneda de oro de Diodoto I
 Posteriormente, el sátrapa Diodoto I, consiguió independizar Bactriana del Imperio Seleúcida en el 255 a.C., creando un poderoso reino, que extendió su territorio hasta el actual Pakistán, zona de civilización hindú. Los sucesores de Diodoto I, tuvieron que luchar contra el seleúcida Antíoco III, entre ellos Eutidemo.

“Eutidemo era oriundo de Magnesia y se defendió ante Teleas: afirmaba que no era justo el interés de Antíoco en echarle de su reino, puesto que él no había desertado del rey, sino que cuando todos los demás se habían sublevado, él acabó con sus descendientes y, así, llegó al imperio de Bactria”
Polibio. Historias. XI, 34.

Moneda de Eucrátides I


 El rey Eutidemo I y su hijo Demetrio, cruzan el Hindu Kush, conquistando el Valle del Indo y el Norte de Afganistán, creando un gran imperio Indogriego, que sin embargo, se fragmentó muy pronto. Cuando Demetrio avanzaba sobre la India, uno de sus generales, Eucrátides se sublevó (175 a.C.) y le arrebató Bactriana y Sogdiana. De esta manera el reino quedó dividido. La familia de Eucrátides gobernó sobre Bactriana, Sogdiana y el Punyab Occidental, y los familiares de Demetrio continuaron reinando en el Punyab Oriental.

Estatua rupestre de Buda.

  De la presencia griega en Asia Central, es una muestra el arte greco-bactriano, una síntesis artística de arte griego, con influencias medo-persas y budistas. Un ejemplo de este arte eran los gigantescos budas destruidos por los talibanes en 2001.

Este reino greco-bactriano mantuvo fluidos contactos con China. Las fuentes chinas de la época, como Sima Qian, hablan de una civilización urbana de más de un millón de habitantes, gobernadas por pequeños reyes y magistrados. 

Moneda de Menandro.
  Hacia el 150 a.C. un rey llamado Menandro, por otra parte el único rey citado en la literatura hindú bajo el nombre de Milinda, entró en conflicto con el reino Maurya. Menandro avanzó hacia el valle del Ganges hasta Benarés y conquistó Pataliputra. Este rey favoreció el budismo en perjuicio del hinduismo. Las fuentes hindúes llamaban javana, es decir jonios, a los griegos.

“De Bactria, una parte limita con el norte de Aria, pero la mayor parte se extiende más hacia el este. Es un país grande y productivo en todo excepto aceite. Los griegos que la sublevaron se hicieron tan poderosos gracias a la fertilidad de su tierra que, según afirma Apolodoro de Artémita, dominaron la Ariane y la India, y subyugaron más pueblos que Alejandro, especialmente Menandro, si verdaderamente cruzó el Hípanis hacia el este y marchó hasta el Ísamo. Unos pueblos los conquistó el en persona y otros Demetrio el hijo de Eutidemo, rey de los bactrios”.
Estrabón XI, 11,2

El gran peso económico, cultural y demográfico de la cuenca del Indo y el alto Ganges, posibilitaron que estas regiones se escindieran del estado greco-bactriano y crease el efímero reino indogriego con capital en Taxila. Este reino sobrevivió aproximadamente hasta el cambio de era.

Finalmente el reino occidental, el greco-bactriano fue destruido por gentes llegada de Asia Central de origen tocario, los kushanas. No obstante, la cultura griega sobrevivió en la zona durante mucho tiempo.


“En la antigüedad no se diferenciaban mucho los sogdianos y los bactrianos de los nómadas en formas de vida y costumbres, aunque las costumbres de los bactrianos eran un poco más civilizadas. Pero tampoco lo que cuentan Onesícrito y sus seguidores sobre estos pueblos es precisamente de lo mejor, pues dicen que a los hombres que ya estaban exhaustos por la vejez o la enfermedad los arrojaban en vida a perros instruidos ex profeso con este fin, llamados enterradores en su lengua nativa, y que podía verse que las tierras fuera de la muralla de la metrópolis estaban limpias, mientras que las de dentro estaban casi por todas partes llenas de huesos humanos, pero que Alejandro abolió esa costrumbre. Cuentan que en cierta manera las costumbres de los caspios eran similares a éstas, pues cuando los padres superaban la edad de setenta años los encerraban y los dejaban morir de hambre, costumbre ésta sin duda más llevadera y que se parece a la de los ceyos, y, aunque es de origen escita, mucho más propia de los escitas es, sin embargo, la costumbre de los bactrianos. Y ciertamente, si era lógico que se quedaran perplejos cuando Alejandro se topó allí con semejantes costumbres, ¿qué efecto debieron causar las que seguramente había tenido este pueblo en tiempos de los primeros persas y de los gobernantes aún anteriores?”.
Estrabón XI, 11,3.

sábado, 27 de octubre de 2012

ÚBEROS



Pueblo asentado en los Alpes, junto al nacimiento del Ródano, y que pertenecían a los lepontios. Fueron sometidos tempranamente por Roma.

"... y unos lepontios, que se llaman úberos, las fuentes del Ródano en el mismo techo de los Alpes"
Plinio el Viejo. Historia Natural. III, 20, 134.

GERMANIA DE TÁCITO (XIII)



37   Los cimbrios, próximos al Océano, ocupan justamente el saliente de la Germania. Pequeña nación en la actualidad, aunque de pasado glorioso. Subsisten amplios vestigios de su antigua fama: espacios destinados a campamentos en ambas orillas, por cuya extensión se puede calcular aún hoy la magnitud y fortaleza de aquel pueblo y dar credibilidad a un éxodo tan grande. 

Corría el año 640 de nuestra Ciudad cuando por ver primera se oyeron los hechos de armas de los cimbrios, durante el consulado de Cecilio Metelo y Papirio Carbón. Si contamos desde entonces hasta el segundo consulado del emperador Trajano, tenemos un total de casi doscientos años: ¡tanto va tardando Germania en ser sometida!. En un período tan extenso se han producido mutuos y abundantes reveses. Ni el Samnio, ni los cartagineses, ni Hispania o las Galias, ni siquiera los partos, nos han suministrado tantas lecciones. Sin duda, la libertad de los germanos nos cuesta más cara que el despotismo de Arsaces. En efecto, ¿qué otro trastorno, a no ser la muerte de Craso, nos ha causado el Oriente, sometido por Ventidio y que perdió por su parte, a Pacorro?. Los germanos, en cambio, además de derrotar o capturar a Carbón, Casio, Escauro Aurelio, Servilio Cepión y Máximo Manlio, arrebataron al tiempo cinco ejércitos consulares al pueblo romano; incluso lo mismo sucedió al César y a Varo y sus tres legiones. Si bien los derrotó Cayo Mario en Italia, el divino Julio en la Galia y Druso, Nerón y Germánico en su propio territorio, no fue sin sufrir, a su vez, pérdidas. Posteriormente, las grandes amenazas de Cayo César cayeron en el ridículo. Hubo después paz, hasta que, con ocasión de nuestras disenciones y guerras civiles, tras asaltar los cuarteles de invierno de las legiones, trataron también de invadir las Galias y de nuevo fueron rechazados. En los últimos tiempos, más que victorias nos han dado excusas para que celebremos triunfos.

38    Debo hablar ahora sobre los suevos, que no son un solo pueblo, como ocurre con los catos y tencteros. Ocupan la parte más extensa de Germania y se diferencian por sus respectivos nombres nacionales, aunque se les llama comúnmente suevos. Es típico de esta raza peinarse el pelo hacia un lado y sujetárselo por debajo con un moño; de esta manera, los suevos se diferencian de los restantes germanos y los suevos libres de los esclavos. En otros pueblos se da también, aunque raramente y durante la edad juvenil, ya por algún parentesco con los suevos, o, lo que sucede con más frecuencia, por mimetismo. Los suevos, hasta que encanecen, cardan sus hirsutos cabellos y es frecuente que los lleven atados en lo alto de la cabeza. Los próceres llevan el pelo de forma más rebuscada. Tal es su preocupación por la estética; aunque inofensiva, por cuanto no se adornan para amar o ser amados, sino para aparentar una mayor estatura a los ojos de los enemigos e infundir así el terror al entrar en combate. 

EGLOS




Los eglos formaban parte del Imperio Persa que describió Heródoto. Estaban asentados en Asia Central cerca de los bactrianos.

"Desde el país de los bactrianos hasta el de los eglos el impuesto arrojaba trescientos sesenta talentos; esta fue la decimotercera demarcación tributaria"

Heródoto. Historias. III, XCII

MUSEO EGIPCIO DEL VATICANO


La magia de Egipto en cuatro salas. . . sarcófagos, momias, estelas y estatuas, escritura esotérica y jeroglífica que nos cuentan la primera locura del hombre; la Inmortalidad.





Una de las colecciones de antigüedades egipcias más importantes del orbe, es la del Museo Gregoriano Egipcio del Vaticano. La mayoría de las piezas expuestas provienen de las colecciones privadas de los pontifices, en especial de Gregorio XVI, fundador del museo.

Una pequeña muestra fotográfica de lo que podemos ver en el museo.


Uno de los leones del patio. 

Osiris - Apis bifronte. Frente y perfil.

Estatua de la Reina Tuya, madre del faraón 
Ramsés II el Grande.
Detalle de una estela funeraria
Ataúd y tapa del sarcófago de Hetepheres






Varias perspectivas de una momia de unos 3.000 años de antigüedad

 Cartuchos reales. Detalle.


El chacal Anubis, guía personal 
en el tenebroso desconocido del más allá.



Sarcófago de piedra del sacerdote Sema - Tauy

 Tapa de sarcófago de madera policromada.


El dios babuino Tot, patrón de los escribas.


Estatua cubo


Estela conmemorativa del dios Khonsu
Sacmis, la diosa leona de la guerra


 Antinoo, el amado del emperador Adriano, ataviado como Osiris. Estatua procedente de la Villa Adriana de Tivoli.


Isis, la Gran Madre.


El bóvido Apis

Vasos canopos en alabastro.

ANDES


Llamados Andes por Julio César, y Andecavos por Orosio, residían durante la Antigüedad en la región de Armórica, siendo su capital Iuliomagus, actual Angers sur Le Majenne. Parece que el origen del Ducado de Anjou se remonta al antiguo estado galo de los andes.

Aunque César los ubica cerca del Océano, se encontraban en el interior, asentados a lo largo del Loira.

Los andes permitieron a las tropas de Publio Craso acuartelarse en sus tierras para pasar el invierno tras su misión en tierras armoricanas.

“Publio Craso pasa el invierno con la legión séptima junto al océano en territorio de los andícavos”
                                    Orosio. Historias. VI, 8. 7

Tras la batalla de Alesia y la derrota de Vercingétorix, los andes fueron uno de los pueblos galos que continuaron su lucha contra Roma. El jefe Dumnaco levantó un ejército contra los invasores, pero tras una decisiva batalla fue derrotado por las legiones.

“Al cabo de un tiempo de lucha feroz, Dumnaco forma las tropas en orden de batalla para que socorran por turno a los jinetes. En ese momento, de improviso, se presentan a la vista de los enemigos las legiones en formación cerrada. Al verlas, convulsionados los escuadrones de los bárbaros y aterrorizadas sus líneas, la confusión se apodera de la columna de la impedimenta y huyen en todas direcciones, con grandes alaridos y carreras”
         Julio César. Guerra de las Galias. VIII, 29.

Dumnaco escapó y marchó al exilio una vez que toda Armórica se había rendido.

“Dumnaco, expulsado de su tierra, convertido en un vagabundo solitario que iba de un escondite a otro, se vio obligado a marcharse a las partes más remotas de la Galia”
          Julio César. Guerra de las Galias VIII, 31.

TITO PULO Y LUCIO VORENO




Tito Pulo, pendenciero, truhán, valiente y mujeriego y Lucio Voreno, inteligente, honesto, leal, y no menos valiente, protagonistas de la celebrada serie de HBO Roma, existieron realmente, el propio Julio César, menciona las hazañas de estos dos centuriones en sus Comentarios a la Guerra de las Galias.

Pulo, Pulón en la obra cesariana, y Voreno, fueron dos centuriones y los únicos soldadados, que sin ser oficiales aparecen mencionados por César. Voreno y Pulo, comienzan siendo rivales en el seno de la XIII legión durante la campaña de las Galias para terminar convirtiéndose en muy buenos amigos, conservando esta amistad por encima de todas las vicisitudes vitales. 

" Había en esta legión dos centuriones excepcionalmente valientes, que estaban a punto de alcanzar los primeros grados, Tito Pulón y Lucio Voreno. Constantemente discutían entre sí por ver cuál sería el antepuesto al otro, y todos los años rivalizaban por los primeros puestos con el mayor ardimiento. Uno de ellos, Pulón, cuando más encarnizada era la lucha en la fortificación, dice: <<¿Por qué vacilas, Voreno? ¿Qué ocasión aguardas para hacer gala de tu valor? Esta jornada decidirá nuestra disputa>>. Dicho esto, sale fuera de la fortificación y se lanza allí donde parece haber más enemigos. Tampoco Voreno se queda dentro de la fortificación, sino que, preocupado por lo que todos pudieran opinar, sigue sus pasos. A corta distancia, Pulón lanza su jabalina contra los enemigos y atraviesa a uno que venía corriendo de entre la multitud. Éste recibe el impacto y cae muerto. Lo protegen los enemigos con sus escudos, y todos a una disparan contra aquél sus dardos, cortándole la retirada. Atraviesan el escudo de Pulón y un venablo se le clava en la bandolera. Este accidente hace que se le gire la vaina. Mientras intenta sacar la espada tiene ocupada la mano derecha: se encuentra atascado y los enemigos lo están rodeando. En este difícil trance, corre en su ayuda su rival Voreno. Al punto, todo el tropel se vuelve contra él y se desentiende de Pulón, creyendo que había sido atravesado por el venablo. Voreno combate con la espada, cuerpo a cuerpo: mata a uno de ellos y obliga a los otros a retirarse un tanto. Mientras los acomete, llevado de su fogosidad, cae en un hoyo y rueda por tierra. Cercado a su vez, es ayudado por Pulón. Ambos regresan a la fortificación sanos y salvos y cubiertos de gloria, después de haber causado un buen número de bajas. De esta manera, en la competición y en la lucha la Fortuna dispuso para ambos que cada rival ayudase y salvase al otro, y que no fuera posible decidir cuál de ellos se debía anteponer al otro en valor". 
                                        Julio César. Guerra de las Galias. V, 44. 

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GERMANIA DE TÁCITO (XII)



34     Los dulgubnios, los casuarios y otros pueblos menos conocidos cierran por la espalda a los angrivarios y camavos; los frisios los limitan por la parte frontal. La denominación de frisios mayores y menores proviene de su diferente potencial. Ambas naciones se hallan bordeadas por el Rin hasta llegar al Océano y abarcan también inmensos lagos, surcados incluso por flotas romanas. Es más, por esa zona hemos explorado el mismo Océano. La fama ha divulgado que subsisten todavía las columnas de Hércules, bien porque estuvo Hércules allí, bien porque parecemos estar de acuerdo en atribuir a su gloria todo lo que de grandiosos haya en cualquier parte. Y no le faltó audacia a Druso Germánico; sino que el Océano impidió sus indagaciones sobre él y sobre Hércules. Nadie lo intentó con posterioridad; y ha parecido más piadoso y reverente creer en los hechos de los dioses que conocerlos a ciencia cierta. 

35   Hasta aquí nuestras noticias sobre Germania en su parte occidental. Luego se desvía hacia el Norte formando un gran arco. Lo primero que encontramos es la nación de los caucos, que, aunque comienza a partir de los frisios y ocupa parte de la costa, se extiende a lo largo de los flancos de todos los pueblos que acabo de citar, hasta alcanzar el país de los catos, formando un entrante. Tan inmensa extensión de tierras no sólo la ocupan, sino que la abarrotan los caucos, el más noble pueblo entre los germanos y que prefiere defender su grandeza con la justicia. Sin ambiciones ni violencias, en paz e independientes, no provocan guerra alguna, no saquean ni se dedican a robos ni a rapiñas. La mejor prueba de su valor y fuerza es que no pretenden mantener su superioridad con la injusticia. Sin embargo, todos tienen sus armas dispuestas y, si la situación lo requiere, un ejército de muchos hombres y caballos. Su fama es la misma cuando están en paz.

36      En el costado de los caucos y de los catos, los queruscos, al no ser hostigados, alimentaron una paz excesiva y enervante. Y esto fue más agradable que tranquilizador, porque en medio de ambiciosos y potentes la seguridad que se mantiene es falsa; cuando la violencia aparece, la moderación y la honradez son conceptos que se apropia el vencedor. Así, a quienes antes se llamaba los buenos y justos queruscos, ahora son tachados de indolentes y necios. La fortuna se convirtió en sabiduría para sus vencedores los catos. Arrastrados por la ruina de los queruscos, también los fosos, pueblo vecino, participan de su desgracia, aunque en los tiempos felices habían sido inferiores. 

viernes, 26 de octubre de 2012

GERMANIA DE TÁCITO (XI)




31     Una usanza poco frecuente entre los restantes pueblos germanos y que se debe a la valentía individual se convierte en los catos en algo comúnmente aceptado: cuando llegan a la adolescencia, se dejan crecer el pelo y la barba y sólo tras haber matado a un enemigo se despojan de este adorno facial ofrecido y consagrado al valor. Sobre la sangre y los despojos descubren su frente y sólo entonces creen haber pagado el precio de su nacimiento y ser dignos de su patria y de sus padres. Los cobardes y malos guerreros continúan con su feo aspecto. Los más valientes se colocan, además, un anillo de hierro (cosa ignomiosa para esta gente) y lo llevan como una atadura hasta que se liberan de ella con la muerte de un enemigo. Este hábito gusta a la mayoría de los catos, y al envejecer aún conservan este distintivo, que es objeto de admiración para los enemigos y para los suyos. En ellos está la iniciativa de todos los combates. La suya es siempre la primera línea, de extraño aspecto, y ni siquiera en la paz adoptan maneras más suaves. Ninguno posee casa, campo o alguna ocupación, siempre que llegan a casa de alguien, se les alimenta; pródigos de lo ajeno, menosprecian lo suyo, hasta que la vejez, con su debilidad, los hace incapaces para afrontar tan duras pruebas de valor.

32   Próximos a los catos, los úsipos y tencteros habitan las zonas del Rin donde su cauce ya se ha afianzado y constituye una frontera suficiente. Los tencteros, aparte de la común gloria guerrera, sobresalen por la destreza de su arte ecuestre. No es mayor la fama de los infantes de los catos que la de los jinetes de los tencteros. Así lo establecieron sus antepasados y así lo mantienen sus descendientes. De este tipo son los juegos infantiles y las competiciones juveniles; incluso los ancianos continúan practicándolo. Los caballos se transmiten junto a los esclavos, los penates y los derechos sucesorios; nos los obtiene el hijo primogénito, como los demás, sino el más arriesgado y el más aventajado en la guerra.  

33   Junto a los tencteros se hallaban en otro tiempo los brúcteros. Se cuenta que los camavos y angrivarios emigraron allí, tras ser expulsados los brúcteros y exterminados de raíz por una coalición de las naciones vecinas, bien por odio a su orgullo, bien por el incentivo del botín, o bien por una cierta protección de los dioses para con nosotros, pues ni siquiera nos hurtaron el espectáculo de la batalla. Cayeron más de sesenta mil, y no por las armas romanas, sino para deleite de nuestros ojos, lo que supone un triunfo más brillante. ¡Ojalá permanezca y se mantenga en estas naciones, si no el afecto hacia nosotros, sí, al menos, el odio entre ellas, puesto que a los atormentados destinos del imperio nada mejor puede proporcionar Fortuna que la discordia entre sus enemigos!. 

jueves, 25 de octubre de 2012

LAS PARCAS



Tres parcas,
vestidas de blanco,
engendradas cuando Érebo fecundó a la Noche,
Cloto, la hilandera,
Láquesis, la medidora,
Átropo, la más pequeña, la más terrible,
la que no puede ser rechazada.

La vida de los hombres,
y aún la de los dioses
están en sus manos.

Cloto, en su huso, hila la vida,
Láquesis, con su vara, mide su longitud,
Átropo, la infalible,
en el momento preciso, corta el hilo vital . . .
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